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De Vere y Herri Gardens

Sublime

Sublime

¿en qué se diferencian todos nuestros esfuerzos  y nuestras luchas por conseguir lo sublime del manoteo torpe de un lactante que hiere a la nodriza que lo alimenta?

 

 

Hace unos días que V y H abandonaron sus aislados refugios y  estuvieron por Madrid, aprovecharon para quitarse el pelo de la dehesa recorriendo exposiciones. Estuvieron en la Juan March disfrutando de los dibujos y acuarelas de Caspar David Friedrich. Ahí se quedó el asunto, pero al leer Muñoz Molina les sorprendió las miradas tan distintas que habían tenido sobre el mismo asunto. Él lo vincula con otro tema muy querido para ellos, dos viejos errantes al fin y al cabo, el Viaje de Invierno de Schubert, e imagina como el viajero se detiene para dibujar de forma minuciosa las cosas que le van llamando la atención a lo largo del camino.

Decía V que para él no había sido tanto esa labor de levantar amorosa acta de las rocas, árboles o campesinos lo que le llamó la atención sino que en los dibujos de Friedrich se pueden observar “in statu nascendi” como nos decían en química, con la frescura de lo recién nacido, los temas que luego se van a repetir hasta la nausea y de los que seguimos cautivos.

H apostilla que cascadas, árboles secos, ruinas se fijaron como pintorescos y ahí se han quedado ya convertidos en clichés, y que si Friedrich es el pintor de lo sublime en sus oleos, en sus dibujos recoge lo bello, que luego encaja como elemento de una escenografía y que en aquella época se fijaron los conceptos de lo bello y lo sublime de los que el propio Friedrich sería exponente destacado.

Sentados en un café, miran el paso de la gente como olas en la playa, mientras divagan en torno a Kant, a los primeros románticos alemanes, Schiller, Hoffmann hasta llegar a Adorno.

V recuerda que En la Iglesia de los Jesuitas de G., incluido en Nocturnos, Hoffmann relata la historia de un pintor, su búsqueda de lo sublime, los mil sacrificios y trabajos que realiza y como lo encuentra a través de la visión inefable de una bellísima mujer que le inspira para conseguir ¡al fin! :

Allí, en esta gruta, estaba sentado un día, martirizado por el ardiente anhelo que desgarraba su pecho, y derramando cálidas lágrimas para que los astros del cielo tuvieran a bien iluminar su oscuro camino; entonces oyó un ruido entre los arbustos, y la figura de una mujer de extraordinaria belleza apareció delante de la gruta.

Todos los rayos del sol caían sobre su rostro celestial…Me observaba con una mirada indescriptible…Santa Catalina…No, más que ella: Mi ideal, ¡Era mi ideal…!...Caí de rodillas loco de entusiasmo, ¡Entonces la figura se desvaneció sonriendo amablemente…! ¡Mi más ferviente oración había sido escuchada…!

….Las lágrimas brotaron de sus ojos. “…¡Amigo..amigo! –balbuceó-. ¡Soy féliz…Soy dichoso! ¡La he encontrado, la he encontrado” .

Rápidamente se marchó a su taller, tensó el lienzo y comenzó a pintar. Como animado por una fuerza divina, creó como por encanto, con todo el calor de la vida, a la mujer sobrenatural, tal como se le había aparecido. A partir de aquel momento todo se transformó en su interior. En lugar de la tristeza que había consumido su corazón, surgieron en él la dicha y la alegría….Empezó a pintar algunas obras mayores que asombraron a todos los expertos.

El problema surge cuando conoce a la persona real, cuando se encarna su aparición en una aristócrata a la que salva  y que, naturalmente, se enamora de él. Después de muchas peripecias, el pintor descubre que estar casado con su ideal le impide cualquier tipo de creación, y el final del relato se intuye bastante violento.

El porqué de aquellos polvos sublimes han quedado los lodos de lo banal y comercial, de las riadas de turistas que recorriendo caminos en busca de la belleza, encontramos el tópico y el chiringuito, es lo que se acaban preguntando.

 

 

8 comentarios

Charles de Batz -

Nada, que paso por aquí para dejaros un saludo.

anarkasis -

no le parecían "temas" excelsos, grandiosos, ni elevados moralmente, como para intentar pintarlos, (si lo hizo los escondió, en algo le ofendían)

Vere -

El Caspa debía de ser un estrecho o no le parecían pintorescos

Charles de Batz -

Pero no es infrecuente. Lo mismo ocurre con una interminable colección de monumentos que en muchas ocasiones han pasado a ser de propiedad privada de mano de la Revolución -en Francia-, o de la Desamortización -en España-. La cosa, creo yo, estaría en plantearse una pregunta:

¿en caso de estar en otras manos, se hubiera conservado de la misma manera?

Estoy seguro de que la respuesta no va a ser la misma ni de igual calidad según el caso que se tenga en cuenta. Los destinos de esos lugares o monumentos han sido muy distintos, como si de cada uno de nosotros se tratara...

Es privado, vale. Pero por lo menos no se prohíbe el acceso y se supone que se conserva en estado satisfactorio. Lo delirante, para mi, es cuando no se cumple alguna de esas dos cosas, independientemente de a quién pertenezca.

Lógicamente nos conmueve lo que conocemos, lo que esta ligado a nuestra cultura, en tanto que somos capaces de interpretarlo. Es en esto último donde somos capaces de dar con uno de los mayores placeres que produce el conocimiento.

Salud

Vere -

Bueno, es eso lo queríamos decir Charles, pero siempre es curioso cuando recuerdas que lo que nos conmueve está ligado a la cultura y a tantas miradas previas. Lo otro es una sensación curiosa que he tenido al ver las fotos por ejemplo del último verano; las cascadas, ruinas, troncos viejos, y pensar que eso lo vió Friedrich así.
La foto de arriba la encontré coronando una de las tantas gorges que admiramos; Un panorama privado me pareció el colmo del disparate.

Charles de Batz -

Perdón, al principio del segundo párrafo quise decir que me quedo con lo segundo -lo sublime-, no con lo primero.

Esto nos pasa a los que escribimos sin fijarnos.

Charles de Batz -

Será cosa de que cuando lo ideal se convierte en algo real, tangible y adosado a nuestra cotidianeidad pierde parte de su encanto. Lo bello, sea imagen, sonido e incluso sentimiento, si está institucionalizado -o dicho de otra manera, vulgarizado-, terminar por no ser otra cosa que un bien de consumo, una herramienta politica y económica -como dice nuestro Anarkasis en su último post-, o, simplemente, un reclamo para turistas que corren a hacerse una foto junto a ello -si la SGAE da su permiso, claro-.

En cuanto a esa diferencia que marcaba Kant entre lo bello y lo sublime, uno en general se queda con lo primero. Por algún motivo prefiero disfrutar -como dice él-de la visión de agitadas tormentas o enormes picos nevados alzándose al cielo... Pero es curioso que, en la mayor parte de las ocasiones, cuando se rebusca en la memoria algo que resulto agradable, siempre acuden ideas semejantes a las de uno de esos verdes prados que el bueno de Kant relacionaba con lo bello. Es cosa curiosa, si Señor.

Volviendo de aquí al principio, es quizá esa falta de intimidad, ese manoseo de la masa que corrompe todo, lo que hace diferente a lo que conserva su esencia de todo aquello que la ha perdido de tan sublime que era.

Vamos, digo yo.

Salud

anarkasis -

(je,je,je) es lo que tienen estos asquerosos turistas, que no han pisado una mierda.

A quien me consiga un desnudo del Caspa, le invito.