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De Vere y Herri Gardens

Sólo una canción (II)

Sólo una canción (II)

   Los dejamos llorando tan a gusto. H. canturrea Winterreise, a V. le recuerda al personaje de “La montaña Mágica” Hans Castorp, que termina la novela arrastrándose por el campo de batalla mientras canta sin darse cuenta:

Sus ramas murmuraban,

Como llamándome..

   Les consuela la posibilidad de una esperanza, pero V. recuerda un tango tristísimo: “El último organito”

El último organito irá de puerta en puerta
hasta encontrar la casa de la vecina muerta,
de la vecina aquella que se cansó de amar;
y allí molerá tangos para que llore el ciego,
el ciego inconsolable del verso de Carriego,
que fuma, fuma y fuma sentado en el umbral.

 

   H. dice que las estrofas de Homero Manzi son a las de Müller como un Giacometti a un Botero y ambos ríen, pero V. le hace ver la demoledora metáfora moler tangos por la que cualquiera de los dos hubiera dado un brazo.

   Siguen hablando sobre cómo coexisten tristeza y alegría igual que los aromas de azahar y de estiércol maduro en un huerto en primavera y comentan que en el ensayo de Vargas Llosa “La orgía perpetua” sobre Madame Bovary se describen muy bien las paradójicas relaciones entre la tristeza de algunos textos y la satisfacción que nos proporcionan. Hablando de la terrible muerte por envenenamiento de la pobre Emma dice:

   "Son páginas de una asombrosa sabiduría narrativa y de una terrible crueldad que me han proporcionado simultáneamente sufrimiento y placer, que han colmado mi sensiblería y mi sadismo literarios en cien ocasiones", "Cada noche, para ayudarme, entraba al desierto castillo de la Huchette y era humillada por Rodolphe; salía al campo donde el dolor y la impotencia la acercaban un instante a la locura; se deslizaba como un duende en la farmacia de Homais, y allí, Justin, la inocencia convertida en secuaz de la muerte , la miraba tragar el arsénico en la penumbra del capharnaüm; volvía a su casa y padecía el indecible calvario: el sabor a tinta, la náusea, el frío en los pies, sus estremecimientos, los dedos incrustados en las sábanas, el sudor de su frente, el castañeteo de sus dientes, el extravío de sus ojos , los aullidos, las convulsiones, el vómito de sangre, la lengua que escupe su boca, el estertor final. Cada vez, a la tristeza y a la melancolía se mezclaba una curiosa sensación de sosiego y la consecuencia de la lacerante ceremonia eran para mí la admiración, el entusiasmo: Emma se mataba para que yo viviera.”   


4 comentarios

Vere -

Cuenta Vargas Llosa que pasó una época de su vida triste y desesperanzado y que encontraba consuelo en la lectura de este episodio. Nos hizo pensar en el tipo de placer que proporciona la ficción.
Vailima, muchas gracias, nos alegra que hayas tenido música de tu agrado este fin de semana.
Charles leeré con tranquilidad el enlace que nos mandas, yo he tenido la misma sensación con la Montaña mágica -empacho e interés-. Hablaba Gracq de literatura magra y grasa (o algo así) y esta está bien forrada sin duda.
Anarkasis, contigo nunca bostezamos -mejor lobo aunque triste que oveja.

anarkasis -

llego tristemente tarde, y, no hay nada más triste que una nevera vacía, o, una cama sin bicho que la caliente.
Como te ocurran las dos cosas ¡ya podéis aullar como los lobos!
eso si que da tristeza escuchar a un lobo... es como cuando se le abre a uno la boca, que se pega y empieza todo el mundo a bostezar, pues igual
auuuuúúúuu.....

Charles de Batz -

Preciosa referencia la que hacéis del Hans Castorp del señor Mann. Libro contradictorio donde los haya, yo mismo me ví tentado en varias ocasiones con dejar de perder el tiempo con semejante truño -por supuesto, que es mi opinión-, pero sin embargo al terminar... uno se queda con un vacío que le hace lamentar llegar al fin.

Recuerdo haber leído hace tiempo un estudio comparativo entre los personajes de Julien Sorel y Castorp, pero no se dónde, aunque buscándolo he dado con esto que, como tengo tendencias recolectoras severas, no me resisto a dejároslo:

http://www.tesisenxarxa.net/TESIS_UAB/AVAILABLE/TDX-1005107-170037//ei1de1.pdf

Me ha parecido bastante interesante.

Se me olvidaba añadir que tras "La montaña mágica", leí "La Historia de San Michele" de Axel Munthe, y en ciertos momentos tuve la sensación de recorrer parecidos escenarios emocionales.

No conocía “La orgía perpetua” de Vargas Llosa, y, por lo que contáis, parece interesante. Lo intentaré leer. De cualquier modo, os dejo estos versos de Porfirio Barba Jacob que me los ha recordado vuestro texto:

De las tumbas humildes se levanta
leve flor, en el aire un turpial canta
y la tarde es ya el día que pasó.
Muda calma. Temblor. Melancolía.
¡Todo el dolor y toda la alegría,
y nadie ha sido más feliz que yo!

Salud y buen fin de semana

Vailima -

y nos regalais un post redondo que tiene de todo desde la decadencia de esa montaña de Mann hasta la voz melosa con la que un soñador canta a ese organito último.
Tengais buen fin de semana