SI UNA NOTTE D'INVERNO UN VIAGGIATORE ( II )
Yo, que no soy un mensajero de la Organización, sólo un viajero que lee a Calvino mientras espera el efecto del analgésico, dispuesto a ser el dócil lector que el Autor espera, que sigue la narración deliberadamente gris e indefinida, que se prende en su trama y se irrita cuando, en cada ocasión, descarta una historia apenas empezada:
"Yo soy el hombre que va y viene entre el bar y la cabina telefónica. O sea: ese hombre que se llama 'yo' y no sabes más de él, al igual que en esta estación se llama solamente 'estación' y al margen de ella no existe sino la señal sin respuesta de un teléfono que suena en una habitación oscura de una ciudad lejana. Cuelgo el auricular, espero la lluvia de chatarra garganta metálica abajo, vuelvo a empujar la puerta de cristales, a dirigirme a las tazas amontonadas a secar entre una nube de vapor.
Las máquinas-exprés de café de las estaciones ostentan un parentesco con las locomotoras, las máquinas-exprés de ayer y hoy con las locomotoras y locomotrices de ayer y de hoy. Por mucho que vaya y venga, que vague y de vueltas, estoy cogido en la trampa, en esa trampa intemporal que las estaciones tienden infaliblemente. Un polvillo de carbón aletea aún en el aire de las estaciones, aunque haga muchos años que han electrificado todas las lineas, y una novela que habla de trenes y estaciones no puede dejar de transmitir ese olor a humo."
Ahora el dolor ha venido a disipar las brumas de la repetición, la rutina de un viaje y de una visita turística. Ha depositado sobre mí el manto del 'yo', me ha separado del resto de mis compañeros. Aunque era un viaje de empresa, estaba deseando encontrar tiempo para perderme por la ciudad y había preparado un recorrido para hacer entre reunión y reunión. Ahora, en la habitación del hotel, pensaba con rabia que nada iba a ser igual; la antigua lesión había mordido de nuevo y en el peor momento.
3 comentarios
ladydark -
Vailima -
Charles de Batz -
- La lectura-descubrimiento de Giovani Papini y su "Espejo que huye" en aquella maravillosa colección dirigida por Borges titulada "La biblioteca de Babel".
- Por aquellos mismos tiempos y en el mismo lugar, aquella Pamplona en la que me volví loco buscando el mar, tuve por las cosas del corazón que juntar torpemente versos de recado, como un nuevo Cyrano, hablando de estaciones, de encuentros y de marchas en soledad... !Qué bonito es todo cuando se imagina y que negro y amargo es cuando se vive!.
Salud