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De Vere y Herri Gardens

Nuestra primera reacción al revisitar el texto de Conrad “The heart of darkness” fue quedarnos como dijo el poeta, -mudos, absortos, de rodillas, como se adora a dios ante el altar-. Para qué escribir nada si este cabrón había dicho lo que queremos transmitir mil veces mejor de lo que nosotros pudiéramos ser capaces de hacer. Es como para coger la mochila de Pocholo e irse a La Isla de los Famosos. Pero puesto que hemos abandonado nuestra actitud habitual de lectores pasivos y hemos pasado a engrosar el gremio de los creadores (entre los que se encuentran nuestra ilustre tripulación), no hemos tenido más remedio que hacer una penosa (comparada con lo que sigue) introducción a la egregia obra; si esto sirve para que alguien se acerque a “el corazón” o a Conrad en general nos veremos satisfechos. La idea que expresa al principio del relato en relación con las tropas romanas en conquista de los pantanos ingleses es la idea que nos ha guiado en este post:…

Aviso para navegantes: Quien ya haya entregado su corazón a “El corazón de las tinieblas” queda exento de leer este largo fragmento, nosotros por nuestra parte nos sentimos incapaces de recortar una sola línea.

“—Estaba pensando en épocas remotas, cuando llega­ron por primera vez los romanos a estos lugares, hace diecinueve siglos... el otro día... La luz iluminó este río a partir de entonces. ¿Qué decía, caballeros? Sí, como una llama que corre por una llanura, como un fogonazo del relámpago en las nubes. Vivimos bajo esa llama temblo­rosa. i Y ojalá pueda durar mientras la vieja tierra conti­núe dando vueltas! Pero la oscuridad reinaba aquí aún ayer. Imaginad los sentimientos del comandante de un hermoso... ¿cómo se llamaba?... trirreme del Mediterrá­neo, destinado inesperadamente a viajar al norte. Des­pués de atravesar a toda prisa las Galias, teniendo a su cargo uno de esos artefactos que los legionarios (no me cabe duda de que debieron haber sido un maravillo­so pueblo de artesanos) solían construir, al parecer por centenas en sólo un par de meses, si es que debemos creer lo que hemos leído. Imaginadlo aquí, en el mismo fin del mundo, un mar color de plomo, un cielo color de humo, una especie de barco tan fuerte como una con­certina, remontando este río con aprovisionamientos u órdenes, o con lo que os plazca. Bancos de arena, pan­tanos, bosques, salvajes. Sin los alimentos a los que esta­ba acostumbrado un hombre civilizado, sin otra cosa para beber que el agua del Támesis. Ni vino de Falerno ni paseos por tierra. De cuando en cuando un campa­mento militar perdido en los bosques, como una aguja en medio de un pajar. Frío, niebla, bruma, tempestades, enfermedades, exilio, muerte acechando siempre tras los matorrales, en el agua, en el aire. ¡Deben de haber muerto aquí como moscas! Oh, sí, nuestro comandante debió haber pasado por todo eso, y sin duda debió ha­ber salido muy bien librado, sin pensar tampoco dema­siado en ello, salvo después, cuando contaba con jactan­cia sus hazañas. Era lo bastante hombre como para enfrentarse a las tinieblas. Tal vez lo alentaba la esperan­za de obtener un ascenso en la flota de Rávena, si es que contaba con buenos amigos en Roma y sobrevivía al te­rrible clima. Podríamos pensar también en un joven ciu­dadano elegante con su toga; tal vez habría jugado de­masiado, y venía aquí en el séquito de un prefecto, de un cuestor, hasta de un comerciante, para rehacer su fortu­na. Un país cubierto de pantanos, marchas a través de los bosques, en algún lugar del interior la sensación de que el salvajismo, el salvajismo extremo, lo rodea... toda esa vida misteriosa y primitiva que se agita en el bosque, en las selvas, en el corazón del hombre salvaje. No hay iniciación para tales misterios. Ha de vivir en medio de lo incomprensible, que también es detestable. Y hay en todo ello una fascinación que comienza a trabajar en él. La fascinación de lo abominable. Podéis imaginar el pe­sar creciente, el deseo de escapar, la impotente repug­nancia, el odio.
Hizo una pausa.
—Tened en cuenta —comenzó de nuevo, levantando un brazo desde el codo, la palma de la mano hacia fue­ra, de modo que con los pies cruzados ante sí parecía un Buda predicando, vestido a la europea y sin la flor de loto en la mano—, tened en cuenta que ninguno de nosotros podría conocer esa experiencia. Lo que a no­sotros nos salva es la eficiencia... el culto por la eficien­cia. Pero aquellos jóvenes en realidad no tenían dema­siado en qué apoyarse. No eran colonizadores; su administración equivalía a una pura opresión y nada más, imagino. Eran conquistadores, y eso lo único que requiere es fuerza bruta, nada de lo que pueda uno va­nagloriarse cuando se posee, ya que la fuerza no es sino una casualidad nacida de la debilidad de los otros. Se apoderaban de todo lo que podían. Aquello era verda­dero robo con violencia, asesinato con agravantes en gran escala, y los hombres hacían aquello ciegamente, como es natural entre quienes se debaten en la oscuri­dad. La conquista de la tierra, que por lo general consis­te en arrebatársela a quienes tienen una tez de color distinto o narices ligeramente más chatas que las nues­tras, no es nada agradable cuando se observa con atención. Lo único que la redime es la idea. Una idea que la respalda: no un pretexto sentimental sino una idea; y una creencia generosa en esa idea, en algo que se pue­de enarbolar, ante lo que uno puede postrarse y ofre­cerse en sacrificio...”

15 comentarios

ladydark -

Ya lo pondremos en orden:

"Romper después las copas,
los platos, las barajas,
y abiertas las navajas,
buscando el corazón;
oír luego los brindis
mezclados con quejidos
que lanzan los heridos
en llanto y confusión."

Ching Shih -

Desde el mar abierto, alegres coplas escucho,me uno a vuestro alborozo:

" Me agrada un cementerio
de muertos bien relleno,
manando sangre y cieno
que impida el respirar,
y allí un sepulturero
de tétrica mirada
con mano despiadada
los cráneos machacar."

Herri -

No me puedo reprimir:
"Las voces y las risas,
el juego, las botellas,
en torno de las bellas
alegres apurar;
y en sus lascivas bocas,
con voluptuoso halago,
un beso a cada trago
alegres estampar."

Vere -

Ya que Ladydark en otra casa ha recitado a Espronceda, por qué no seguir con el esforzado vate:
...Me agradan las queridas
tendidas en los lechos,
sin chales en los pechos
y flojo el cinturón,
mostrando sus encantos,
sin orden el cabello,
al aire el muslo bello...
¡Qué gozo!, ¡qué ilusión!

Herri -

Así es ladydark, estamos en marcha de nuevo, pero la excursión ha sido tan agotadora que hemos decido darnos dos días de descanso para poder corretear en la playa; por otra parte la migración ha sido fructífera y hemos podido ir recogiendo provisiones con las que poder agasajar a nuestros visitantes.

ladydark -

Blogia ha regresado, recordamos a los moradores de la isla que los invitados estamos naúfragos de sus palabras.

ladydark -

No sé muy bien por que, pero Conrad, Borges, Defoe, el poema de Arguelles, todo esto me ha traido a Kipling y su \"If\" a la cabeza, perdonar por su extensión, pero no puedo acortarlo, me sentiría una ladrona, asi que una vez más, recordemos...
If

If you can keep your head when all about you
Are losing theirs and blaming it on you;
If you can trust yourself when all men doubt you,
But make allowance for their doubting too;
If you can wait and not be tired by waiting,
Or, being lied about, don\'t deal in lies,
Or, being hated, don\'t give way to hating,
And yet don\'t look too good, nor talk too wise;

If you can dream - and not make dreams your master;
If you can think - and not make thoughts your aim;
If you can meet with triumph and disaster
And treat those two imposters just the same;
If you can bear to hear the truth you\'ve spoken
Twisted by knaves to make a trap for fools,
Or watch the things you gave your life to broken,
And stoop and build \'em up with wornout tools;

If you can make one heap of all your winnings
And risk it on one turn of pitch-and-toss,
And lose, and start again at your beginnings
And never breath a word about your loss;
If you can force your heart and nerve and sinew
To serve your turn long after they are gone,
And so hold on when there is nothing in you
Except the Will which says to them: \"Hold on\";

If you can talk with crowds and keep your virtue,
Or walk with kings - nor lose the common touch;
If neither foes nor loving friends can hurt you;
If all men count with you, but none too much;
If you can fill the unforgiving minute
With sixty seconds\' worth of distance run -
Yours is the Earth and everything that\'s in it,
And - which is more - you\'ll be a Man my son!

Charles de Batz -

Paso sólo para desearos buenas noches, a los isleños y todas las almas errantes que por aquí coincidimos, y con vuestro permiso, lo haré con un texto que mezcla marinas, bitácoras y mucho más:

Desde el farallón veo los barcos
que rompen la oscuridad y asoman:
pesados saurios ocres
llenos de puntas erizadas;
atracan en la noche de mi sueño,
al despertar los veo:
vivo y sueño...
todo a un tiempo.

JUAN DOMINGO ARGÜELLES (Cuaderno de Bitácora)

Saludos

Herri -

Charles, gracias por traernos a Borges. Nos gusta que nuestras referencias se crucen, coincidan o no, eneste caso coinciden plenamente.
Ladydark, en el prólogo que escribe Borges sobre la obra la compara con el infierno de Dante de esta manera: \"Harto más terrible es el de Heart of Darkness\"....., acaso el más intenso de los relatos que la imaginación humana ha labrado\".
En el mismo apunta también como el escritor y crítico Henry Louis Mencken la tiene como una de las más espléndidas naraciones, extensa o breve, nueva o antigua, de las letras inglesas y cómo según el testimonio de H.G. Wells el inglés oral de Conrad era muy torpe.
Migratoria, excelente el libro diccionario-guia de Manguel y Guadalupi, suelo tenerlo a mano o al menos intento no extraviarlo, aunque no es fácil por su dimensión esto ocurra. Respecto al libro de Manguel que citaba Vere, dejo dicho aquí lo que ya apunté en Casa de Charles, el título es \"Una historia de la lectura\".

Vere -

Felix culpa
Es una suerte estar entre vosotros.

ladydark -

Al hilo de lo que escribió Charles esta mañana y que me ha interesado mucho encuentro por ahi una entrevista a Borges, le preguntan por algún escritor que haya influido en su literatura y contesta:
\"hay grandes escritores que no han influido en mi obra, por ejemplo, éste, Joseph Conrad, la verdad es que yo lo he leído, pero yo no he sido digno de Conrad, y escritores que yo aprecio menos y que han influido en mi obra, por ejemplo, yo creo que Conrad fue muy superior a Chesterton, pero Chesterton, ha influido en mi obra, yo soy un indigno de la influencia de Conrad…\"

migratoria -

Vengo de casa de Charles... :-)

Alberto Manguel también ha escrito «Breve guía de lugares imaginarios». Es un precioso repaso —a modo de diccionario— a aquellos lugares que visitamos (real o imaginariamente)alguna vez. Un libro para saborear lentamente, donde se puede leer, por ejemplo:

Crusoe, Isla de, o Speranza (a veces llamada Isla de la Desesperación). Isla situada a unas veinte leguas de la costa de Sudamérica y no a mitad de camino entre la isla de Juan Fernández y la costa de Chile, como han sugerido geógrafos franceses. El interior de la isla es montañoso, con valles fértiles. Hay playas y calas muy hermosas, y la desembocadura de un riachuelo proporciona un cómodo puerto al noreste. La isla se hizo célebre a comienzos del siglo XVIII gracias a las crónicas de un tal Robinsón Crusoe, de York, que naufragó en ella el 30 de septiembre de 1659. Pueden visitarse los restos de los tres campamentos que levantó Crusoe: uno en la desembocadura del río, otro junto a una ladera rocosa, en dirección noroeste, desde donde se ve bien esa parte de la isla, y un tercero en un valle que hay en el interior. En el sur de la isla se halla la playa de Viernes, donde por primera vez Crusoe vio una pisada en la arena, y algo más al este un poste que Crusoe clavó para señalar el camino. Otro poste de madera que usó como calendario y que lleva grabadas estas palabras: «Aquí llegué a tierra el día 30 de septiembre de 1659» todavía se puede ver cerca de lo que fue su primer campamento. En la playa de Viernes aún se pueden hallar huesos humanos, restos de un festín de los caníbales. (Daniel DeFoe, «Robinson Crusoe»).
Viene también un pequeño mapa de la isla. Detallando los campamentos de Crusoe, la playa de Viernes, etc...

Batir de alas.

ladydark -

Charles que bueno, no conocía ese poema de Borges, fantástico, mezcla para mentes inquietas, Conrad y Borges.

Charles de Batz -

Ladydark tiene todo la razón: no exoneréis de viajar a las tinieblas a quienes han bañado su cuerpo en el frescor de su penumbra. No lo hagáis, pues quienes hemos viajado por las riberas selváticas de nuestros instintos, deseamos volver a navegar por esas aguas, bajo la mirada atenta de las cabezas de quienes que fueron iguales a nosotros y ahora, más desafortunados, advierten empalados desde la orilla de la llegada de una oscuridad cada vez más cerrada...


Ya lo dice el poema:

En las trémulas tierras que exhalan el verano,
El día es invisible de puro blanco. El día
Es una estría cruel en la celosía,
Un fulgor en las costas y una fiebre en el llano.

Pero la antigua noche es honda como un jarro
De agua cóncava. El agua se abre a infinitas huellas,
Y en ociosas canoas, de cara a las estrellas,
El hombre mide el vago tiempo con el cigarro.

El humo desdibuja gris las constelaciones
Remotas. Lo inmediato pierde prehistoria y nombre.
El mundo es unas cuantas tiernas imprecisiones.
El río, el primer río. El hombre, el primer hombre.

(Manuscrito hallado en un libro de Joseph Conrad. J.L. Borges)

ladydark -

No exonereis a nadie de leerlo, no importa que nuestros corazones quedaran por siempre adheridos a Marlow. Aun hoy, despues de muchos años, sigue mirándome desde la librería Mr.Kurtz, recordándome la fina línea que separa el bien del mal, la cordura de la locura, la luz de la oscuridad. El viaje que hacemos con Marlow por el corazón de África, es también nuestro viaje interior, el que nos permitirá vislumbrar las tinieblas de nuestro propio corazón. Gracias por evocarnos al polaco insigne.