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De Vere y Herri Gardens

             Mientras descasaban, contemplaban el encendido crepúsculo, con el sol poniéndose sobre la línea del horizonte y reflejado en el mar. Pensaron, que era casi demasiado bonito, “parece una postal” dijo V. con una sonrisa; H., que ya conocía el gesto, se prestaba resignado a escuchar otra historia: - “a mi profesor de dibujo le hubiera encantado”. Luego le contó, que cuando era pequeño, de unos diez años, alguien de su familia, quizás su abuelo, convenció a sus padres de que tenía dotes para el dibujo –se pasaba el día pintarrajeando en los cuadernos escolares- y contrataron clases particulares con un profesor de dibujo, un catedrático de instituto ya mayor. Recordaba el piso humilde, oscuro y con manchas de humedad en las paredes. Curiosamente, no recordaba el ambiente del estudio de pintor ni el olor a pintura; lo que sí recordaba era el aliento fuerte del profesor –un equivalente olfativo del sabor de los pepinillos especiados- y sus toses violentas, que producían abundantes flemas sobre su pañuelo y le obligaban a ir al lavabo de vez en cuando -“creo recordar que padecía tuberculosis y que murió no mucho después”-.

       -“Tenía una obra en marcha sobre el caballete y en una esquina, la postal que estaba copiando”- prosiguió, y recordaba haberle preguntado que porqué no pintaba el patio de luces o quizás medianero entre casas viejas que se veía desde la ventana del  estudio, donde lucía  una higuera, ventanas con macetas de geranios subidos, ropa tendida y paredes desconchadas, y cómo él le respondió que “no era bonito”.

Terminó diciendo –“ese día fue la primera vez que recuerdo haber tenido una opinión estética y pensar de mí mismo: soy moderno”-. H. sonrió a su vez y  contestó –“¡ya podrías haberte aplicado más al dibujo y haber dejado para más adelante las impresiones estéticas!”. 

17 comentarios

Charles de Batz -

Ya ha amanecido. Como todas las mañanas en las que mis ocupaciones lo permiten, me acerco a vuestra isla para hacer la aguada correspondiente. Aprovecho la visita para dejar en vuestro cuaderno un saludo.

Jafatron -

Vaya... llego el último cuando ya no queda nadie y la hoguera se ha apagado. Me encuentro los restos de una fantástica fiesta de hermandad. Puntapié a la botella medio vacía, pero antes de irme agarro esta rama medio calcinada y escribo en la arena: yo también quise estar

Charles de Batz -

Coincido con lo que dice Herri y, desde luego, Ladydark, que no hay mejor manera de comentar un juego que con otro juego.

ladydark -

Estoy de acuerdo con Herri, ¿iba a pasar la ocasión de comentar? Pero me parecía un relato apropiado para juegos.

Vere -

Fraternidad que extendemos al resto de los compañeros,¡Nunca se vio isla menos aislada!

Herri -

Charles, tu fraternidad la dábamos por supuesta, al igual que la de ladydark; nunca naúfragos pudieron encontrar mejor compañía.
Ladydark, sobre el magnífico relato erótico de Charles, ya imaginé que quien se escondía tras la enigmática Marie, haciendo un comentario tan ingenioso como divertido no podías ser otra que tú. Además faltaba tu nombre entre los comentaristas y eso era algo inimaginable para mí ;-)

Charles de Batz -

!vaya, eres tú!, pues como digo en aquél lugar mi agradecimiento y mi aplauso por tu entrada tan inteligente y llena de humor.

Muchas gracias Lady, amiga

ladydark -

Charles qué no se hará por un amigo, hasta acudir a los mundos aretinos disfrazada de personaje...

Charles de Batz -

Pues como a la sombra de una triste historia en la que, como bien nos recuerda Vere, se evoca el dolor de quién tenía el espíritu pero carecia de los medios, la salud y la fuerza vital para dar a luz aquello que había madurado en su alma, se han hecho nobles manifestaciones de fraternidad, permitidme que una la mía a la vuestra agitando mi sombrero con una reverencia.

ladydark -

Muchisimas gracias a los dos, aunque suene a manido, era envidia sana (¿Existirá esa envidia?). Ojalá el tiempo también nos deje esas complicidades, mientras por supuesto que como amiga me paseo por la isla de las dichas, pues eso es para mi, lugar de regocijo poblada de bonhomía. Besos.

Herri -

Es cierto Vere, la frase con nuestra querida amiga ladydark me salió desafortunada, no era mi intención el condernarle a la envidia, sino a unirse a esa misma complicidad que ahora nos une. Sorry ladydark :-(

Vere -

No tengas envidia Ladydark, nos tienes a los dos de amigos (y no tienes que aguantarlo).

Vere -

En realidad, era un recuerdo bien triste, el de la pobreza material, de salud y, tal vez artística de esa persona en el ocaso de su vida. En espejo, el comienzo de nuestra vida consciente. que recordamos llenos de vitalidad e ideas.

Charles de Batz -

El orgullo es mutuo amigos, pues es la afinidad que hacen sentir los habitantes de un lugar -aunque sea por el placer de exponer diferentes puntos de vista-,y la comodidad que se que esto produce, lo que hace que vengamos aquí a divagar con nuestros amigos bucaneros.

Tomo nota del tal Carl Spitzweg, del que reconozco no se nada y ha despertado mi interés los comentarios que habéis cruzado con Ladydark.

Gracias y saludos

Herri -

Charles, para buen comienzo de semana el tuyo; vengo noqueado de tu casa y de la de Vailima. No puedo sino enorgullecerme de que fondees en esta isla. Triste pais éste, de tradición picaresca, en el que la corrupción puede parecer incluso graciosa. Como tú, he conocido casos como el que describes. Renuncias absurdas por idealismo, ahora se me vienen unas cuantas, absurdas todas; por antiimperialismo me negué a aprender inglés, por ejemplo.
Ladydark, envidia permitida, son años de compartir nave, otros más de intercambio de tesoros, en fin, de pura amistad. Carl Spitzweg fue un pintor alemán de mediados del XIX, en realidad era farmacéutico, pero comenzó a colaborar en revistas satíricas con caricaturas, después de una enfermedad se dedicó a la pintura, caracterizándose por el humor con el que trata la vida pequeño burguesa de su época.

ladydark -

Las evocaciones son tan subjetivas, a Charles le hablaban de corrupciones y renuncias, a mi me ha sacudido el polvo de la complicidad. Es bello que "V." y "H." tengan esa complicidad, poder decir palabras con gestos, permitirme la envidia, amigos.
Y mientras, que los dioses piratas os permitan seguir mirando crepúsculos con los ojos del niño que veía belleza donde los posaba.
(Aprovechando que yo sigo hoy de fiesta, he rebuscado de donde los naúfragos habían sacado un dibujo tan acorde con la memoria de "V.", interesante y totalmente deconocido para mi, gracias por duplicar los deseos, nuevas historias, nuevas pinturas)

Charles de Batz -

Da mucho que pensar. A medida que lo he leído me ha tradi oa la cabeza dos cosas muy diferentes.

La primera, más terrenal y real, por lo que tiene de evocación, ha despertado en mi el recuerdo de aquellas "academias" que montaban los profesores de algunos colegios para sacarse dinero extra, y cuya asistencia sumaba puntos a la nota final de su asignatura. La corrupción ha sido siempre nuestro medio.

La otra, posterior a la que acabo de comentar, me recuerda a todas aquellas renuncias que hemos ido haciendo a lo largo del tiempo por estúpidos idealismos, y de las cuales hemos tenido tiempo después de arrepentirnos.

Tengo criterio y eso no me gusta, ergo soy integro si reniego de ello: prefiero ocuparme de otras cosas.

Hay canciones que resultan demasiado familiares ¿o no?

Buen comienzo de semana