BOMARZO ( II )
Bomarzo fue en principio esquivo para Múgica Laínez; cuando llegó a Italia nadie sabía darle razón de donde se encontraba ese antiguo Palacio, bien podría haber pensado que, el artículo que sobre él leyó en un diario de Buenos Aires, hubiera sido una invención borgiana, pero algo le llamaba, lo encontró y según iba recorriendo el jardín, acompañado de dos amigos, sentía una sensación de “déjà vu” como nunca antes había tenido:
Allá, les decía, “detrás de aquel macizo de plantas, vamos a encontrar un elefante de piedra y, al fondo, la sirena”, y así era.
En ese momento sintió que algo le unía a ese enmarañado y boscoso jardín, que en efecto era borgiano, que desde el siglo XVI, éste laberinto le estaba esperando, construido por Pier Francesco Orsini como una tela de araña a él destinada para hacerle vivir de nuevo; en ese momento M. Múgica Laínez ve su nueva obra, una obra sobre el renacimiento italiano escrita desde el Buenos Aires del siglo XX., narrada a través de la vida de un casi desconocido príncipe italiano.
“ La inquietud de cazador que me agitaba en pos del arcano de la muerte; la pasión del arte y de la poesía; la idea de la vanidad de lo perecedero; la idea de posesión y de secreto que implican las llaves; la de sortilegio y sensualidad que brota de la lagartija, a la que Paracelso llamó salamandra, se enlazan como una ronda mágica alrededor de ese joven descarnado y pálido, vestido de un color violáceo profundo, cuya fisonomía rara y bella, que emerge del blancor de la camisa y cuyas trémulas manos, que surgen de la nieve de los puños, fueron las mías. De la joroba nada se ve. Como el compasivo -¿o cortesano?- Mantenga, cuando pintó a los gibosos Gonzaga en el fresco mantuano de la cámara de los esposos, la ha suprimido. En mi caso, se funde en la sombra. Yo era esos ojos pardos, ese pelo castaño, lacio, partido, recogido detrás de las orejas, esas cejas finísimas, esos pómulos acusados, esos labios rojos, apretados pero hambrientos, ese agudo mentón, esas inteligentes, delicadas manos desnudas, esa intensidad, esa reserva, ese orgullo, ese poder oculto y latente, esa llama fría, esa equívoca, imprecisable violencia que se presiente en el hielo de la soledad aristocrática, y esa ternura también, desesperada. En la galería de los desesperados de Lotto, no me gana ninguno. Había que ser como él, un melancólico y un ambiguo para captarme así, para así con sus pinceles, como sin duda aprisionó a mi padre.”
9 comentarios
Vere -
Lourdes -
Herri -
Director Elizabeth C. Patterson,
Tenor Br. Richard Cragg,
Bajo Richard K. Pugsley,
Contra Tenor Br. Francis Hempel,
Alto Sr. Maria Jackson,
Tenor Nathanael Reese,
Coro Gloriae Dei Cantores.
Lo compré en Santander en una liquidación de vinilos de una tiena de discos por unos 800 reales.
Vailima -
No se lo dejo a nadie.
Herri -
"Don Laín Lainez de Veintelibros. Poeta. Académico. Emparentado con la antigua familia italiana de los Orsini (...). El Gobernador, para distraer su soledad, compuso una comedia a la que tituló El jorobado de Nostradamus y la leyó ante amigos selectos, en la Residencia. (...) Habían comenzado los ensayos; se preparaban decorados pintorescos, grutas y monstruos, cuando comenzó a divulgarse en Apricotina un escrito, firmado por Cabezón y por Desadvertido de Marras, en que el Coronel y el Prelado aducían que la obra no debía estrenarse, pues contrariaba a la moralidad vigente".
La obra a la que alude Vailima es casi desconocida, desafortunadamente, por su casi inencontrable edición, yo tengo una muy mala, pero al menos la conozco.
Charles, esperamos poder leer pronto tu Bomarzom mientras seguiremos disfrutano de todas tus otras creaciones.
Vere -
Charles de Batz -
"Essi sono fatti per provocare lo stupore e la meraviglia nei miserabili mortali, per illustrare il meglio possibile la fecondità, la pienezza dell'intelligenza e le sue qualità immaginative"
Por cierto, diré ya que viene al caso, que Viterbo ha sido y es desde hace tiempo, uno de esos lugares que he soñado con conocer y aún no lo he conseguido.
Al tiempo que me escuche, que lo tendré conmigo hasta que lo haga.
Vailima -
ladydark -