BLOOMSDAY ILUSTRADO ( II )
Volviendo de nuestra Bloomdiseica excursión, vaciado ya el barril y con espíritu alegre, nos venían a la memoria algunas frases e imágenes del texto ilustrado que nos había acompañado durante el intenso día. Hablábamos sobre anécdotas y detalles de la traducción pictórica y cinematográfica de Ulises y recordábamos cómo el mismo Joyce había hecho un esbozo de Mr. Bloom con bigote y sombrero.
Joyce siempre deseó que su Ulises fuera ilustrado por Picasso, pero es probable que la falta de sintonía entre Joyce y Gertrude Stein, muy cercana a Picasso en aquellos momentos, impidiera el encuentro. Más tarde un editor americano se lo propuso a Matisse, pero aquello de Ulises, a Henri Matisse, le supo más bien a Odisea, y lo ilustró magníficamente, pero era el Ulises de Homero y no el de Joyce. Al parecer Matisse no llegó a leer la novela de Joyce. Hay una foto en la que Joyce se ríe con una punta de malicia, tapándose un poco la boca, al recordar la anécdota de Matisse metido a ilustrador de Ulises, para el que sólo cuenta el somero clasicismo o mero Homero. Posteriormente hubo intentos parciales de ilustración y en1989 se publicó en San Francisco un Ulises ilustrado con aguafuertes del pintor norteamericano Robert Motherwuell. Estos aguafuertes de carácter no figurativo ni realista y que podrían intercambiarse por la falta de detalle, no corresponden a los del esquema joyceano, apego al detalle incluso a la minucia y primores de lo vulgar. Verdaderamente ilustrativa de este amor a lo concreto es una anécdota de Joyce mientras posaba para un joven pintor irlandés, Patrick Tuohy: En una de las sesiones el pintor se puso a filosofar sobre la necesidad, para el artista, de captar el alma del modelo, y Joyce, le contestó que le traía sin cuidado el alma, pero que se preocupara de pintarle bien la corbata.
Los deseos de Joyce de dar una imagen a su novela no se terminaron con estas contrariedades. Hubo también un proyecto cinematográfico abortado y al escritor le hubiese hecho feliz ver su Ulises dirigido por Eisenstein, sentado desde una butaca en una sala oscura.
Muy al contrario de lo que luego han pensado sus herederos, que creen que esta obra no se debe ilustrar, Julián Ríos y Eduardo Arroyo se embarcaron en el proyecto de ilustrarlo trabajando como dos guionistas de cine, trazo a trazo, imagen a imagen; tomando la palabra “ilustrado” en la acepción de aclarar un punto o materia con palabras e imágenes (ilustrar-iluminar). Una imagen no vale mil palabras, porque palabras e imágenes pertenecen a dominios distintos; pero cuando se consigue acortar distancias y compaginarlas, en un doble movimiento de traducción y traslación metafórica, ambas se potencian, se acompañan y se ilustran mutuamente.
Aquella lámpara, pintada en 1976 por E. Arroyo, encendió un proyecto que culminó con más de cuatrocientas imágenes en constante diálogo con el texto, texto en el que Julián Ríos acompaña a Bloom de la mano de Joyce logrando recontar el Ulises a través del Cicerone y tres lectores distintos (un lector maduro y novelesco, un crítico viejo y erudito, y una lectora joven y aprendiz de trujimán).
6 comentarios
Vere -
ladydark -
Herri -
Ladydark, nada de enrevesado, es el estres que llevas hoy ;-)
Vere -
ladydark -
Ching Shih -