LOS MENDIGOS DE BEDLAM
Nos falta para dar cuenta cumplida del encargo contar nuestra última lectura, la que estábamos haciendo en común, se trata del teatro de Shakespeare y la página 123 corresponde a una escena de Hammlet. –la puse en comentario-, pero la obra que leíamos era “King Lear”, la razón fue enganchar con una cita de otro libro “Avec Les Clochard De Paris, (Los náufragos)” de Patrick Declerck, un antropólogo que estudia y trabaja con los indigentes y que, curiosamente, es discípulo de Georges Devereaux, cuyo relato seguimos hace unos posts (Baubo).
Es una bajada al infierno:
“La mayoría de las veces los odio. Apestan, apestan a mugre, a tabaco y a alcohol malo. Apestan a odio, rencores y envidia. Se roban entre ellos, aterrorizan a los más débiles y a los impedidos. Acechan como ratas el sueño de los demás para quitarles sus miserias: botellas medio vacías, bolsas inmundas demencialmente llenas de trapos sucios y de periódicos rotos. También se matan. A veces violentamente, en la explosión de una conciencia alcoholizada o de manera muy deliberada, tras haber destilado durante mucho tiempo, pero mucho tiempo, resentimientos soterrados y pueriles. Violan a sus mujeres o las prostituyen por cuatro perras, por pastillas, cigarrillos o alcohol. Ellas no protestan, brujas que se ríen burlonamente con sonrisas desdentadas. Es imposible no odiarlos.”
La narración continúa de forma semejante, pero la abyección de estas personas, tiene un contrapunto:
“No sólo está –nada es sencillo- el odio. Escasos, preciosos, hay otros momentos. No de amor, no, sino de decencia. Los ingleses dicen decency. Una palabra que, en francés, carece de equivalente exacto. La decency es a la vez la modestia y el amable respeto de las conveniencias. Una especie de cortesía a la distancia adecuada y poco ruidosa. Un reconocimiento ligero, fugaz y recíproco, que corta tanto con los besos asfixiantes, como con la molesta e intrusiva familiaridad de las sudorosas fiestas populares. .................................................................................................................................
Decente, como cuando una enfermera, arrodillada, no puede impedir un movimiento de rechazo ante el olor de la llaga de la pierna gangrenada que descubre bajo un apósito mugriento, y el paciente, un horroroso mercenario tatuado y lleno de cicatrices, se retuerce de vergüenza y apuro. “lo siento mucho señora, lo siento....perdóneme”, de zurullo y maleducado que se encuentra por haber ofendido. Delicado incluso desde el fondo de su arroyo.”
Shakespeare parece haber recorrido su camino cuando sus personajes abandonan nombre, honores, poder y posición para ser como:
"Poor Tom; that eats the swimming frog, the toad,
the tadpole, the wall-newt and the water; that in
the fury of his heart, when the foul fiend rages,
eats cow-dung for sallets; swallows the old rat and
the ditch-dog; drinks the green mantle of the
standing pool; who is whipped from tithing to
tithing, and stock-punished, and imprisoned; who
hath had three suits to his back, six shirts to his
body, horse to ride, and weapon to wear;
But mice and rats, and such small deer,
Have been Tom's food for seven long year.
Beware my follower. Peace, Smulkin [Snulbug]; peace, thou fiend!"
"Pobre Tom; que se alimenta de la rana nadadora, el sapo, el renacuajo, la salamanquesa y la salamandra; que en la furia de su corazón, cuando el mal espíritu le agita, come boñigas como ensalada; engulle ratas viejas y carroñas de perro, bebe las verdes ovas de las albercas; que le azotan de parroquia en parroquia, metido en cepos y encarcelado; que ha tenido tres vestidos para la espalda, seis camisas para el cuerpo, caballo para montar, y arma para llevar; pero los ratones y ratas, y bichos parecidos, hayan sido el alimento de Tom durante siete largos años. Guardaos de mi perseguidor. Paz, Smulkin."
LOS MENDIGOS DE BEDLAM (II)
I heard myself proclaim'd;
And by the happy hollow of a tree
Escaped the hunt. No port is free; no place,
That guard, and most unusual vigilance,
Does not attend my taking. Whiles I may 'scape,
I will preserve myself: and am bethought
To take the basest and most poorest shape
That ever penury, in contempt of man,
Brought near to beast: my face I'll grime with filth;
Blanket my loins: elf all my hair in knots;
And with presented nakedness out-face
The winds and persecutions of the sky.
The country gives me proof and precedent
Of Bedlam beggars, who, with roaring voices,
Strike in their numb'd and mortified [bare] arms
Pins, wooden pricks, nails, sprigs of rosemary;
And with this horrible object, from low farms [service],
Poor pelting villages, sheep-cotes, and mills,
Sometime with lunatic bans, sometime with prayers,
Enforce their charity. Poor Turlygod! poor Tom!
That's something yet: Edgar I nothing am.
He oído como me pregonaban; y he escapado de la caza gracias al hueco de un árbol. No hay refugio; ningún lugar en que la guardia no me busque. Mientras pueda escapar, me protegeré: y tengo decidido tomar la apariencia más baja y ruin que la miseria ha usado para acercar el hombre a la bestia: me tiznaré la cara con basura; cubriré mis lomos, enmarañaré en nudos el pelo; con este aspecto desnudo, desafiaré los vientos y las persecuciones del cielo. El país me da el ejemplo de los mendigos de Bedlam, quien, con roncas voces, se clavan en sus brazos desnudos, entumecidos e insensibles clavos, espinas, astillas de romero; y con este horrible aspecto, recorren las humildes granjas, las pobres y miserables aldeas, las tinadas y los molinos. Unas veces con maldiciones de lunáticos, otras con plegarias, fuerzan su caridad. ¡Pobre Turligod, pobre Tom! Esto es algo todavía. Ya no soy Edgar.
Acto II Escena IV.
Aparecen en escena los poderosos de la tierra. El Rey de Bretaña, sus hijas, duques, caballeros y, uno tras otro pierden nombre, cuarteles, honor y riqueza y se convierten en las heces de la sociedad: locos, vagabundos, mendigos, ciegos, ancianos desterrados; a Gloucester, se le manda a “ventear el camino a Dover” tras sacarle los ojos. La crueldad no tiene contención, los poderosos son abyectos y la estupidez reina.
No hay términos medios, el poder y la miseria están frente a frente.
LOS MENDIGOS DE BEDLAM (y III)
fantastically dressed with wild flowers
Alack, 'tis he: why, he was met even now
As mad as the vex'd [vent] sea; singing aloud;
Crown'd with rank fenitar and furrow-weeds,
With hardocks, hemlock, nettles, cuckoo-flowers,
Darnel, and all the idle weeds that grow
In our sustaining corn. A century send forth;
Search every acre in the high-grown field,
And bring him to our eye.
What can man's wisdom
In the restoring his bereaved sense?
He that helps him take all my outward worth.
Act IV, scene iv
Es él, lo acabo de encontrar, tan loco como el atormentado mar;
cantando a voz en grito;Coronado de hileras de palomilla, cizaña, cadillos, mastuerzo, ortigas y cicuta.
Still through the hawthorn blows the cold wind:
Says suum, mun, ha, no, nonny
Act III, scene iv
El frío viento soplando en el espino.
Hablaban los náufragos sobre el papel de la naturaleza en Lear, como la horrísona tormenta que acompaña a la trama; de las imprecaciones a los elementos del anciano rey coronado de malas hierbas y, de cómo les recordaba a la corona de espinas. Pues además de la referencia a lo improductivo (wild oat en castellano se dice avena loca), hacen daño si te las pones en el pelo, sobre todo los cadillos (en Andalucía caillos, arrancamoños en Castilla, cachurros en otros lugares), que se agarran como indica su etimología como perrillos (de catellus, cachorro). Y dan gracias de que, en el estado de sus cabellos, no se den en la isla.
3 comentarios
ladydark -
anarkasis -
(:-)
gracias a esos "agarriches" se inventa el velcro, y mi sobrina no tiene que aprender a atarse los zapatos, Alejandro Magno tenía que llamar a un soldado para que le atase las sandalias... sido Magnísimo, en vez del humano Magno
Me ha gustado mucho el post de abajo, una preciosidad el verso primaveral
Vere -