LA VACA DE FOULKNER
If there be grief, then let it be but rain, And this but silver grief for grieving's sake, If these green woods be dreaming here to wake Within my heart, if I should rouse again.
But I shall sleep, for where is any death While in these blue hills slumbrous overhead I'm rooted like a tree? Though I be dead, This earth that holds me fast will find me breath. | ||
Si hay dolor, que sea sólo lluvia,
y ésta sólo dolor de plata por el dolor en sí,
si estos verdes bosques sueñan aquí para despertar
en mi corazón, si yo amaneciera otra vez.
Pero dormiré, pues ¿dónde hay muerte
mientras en estas azules y soñolientas colinas de lo alto
tenga yo como el árbol mi raíz? Aunque esté muerto,
esta tierra que se agarra a mí me encontrará el aliento.
Traducción de Javier Marías.
V. consiguió por fin apagar la radio que llevaba horas atronando caminos y espantando pájaros de los bosquetes de cedros que atravesaban y continuaron la conversación que venían volviendo obstinadamente durante el viaje.Decía H. que si, hasta ahora, habían hablado de pecios, el de Faulkner era distinto, tal vez informe y deslavazado, pero con algo que abría puertas, que posibilitaba otras lecturas.Quizá lo primero que a ambos les venía a la cabeza eran los relatos cortos, donde estaban la mayor parte de sus temas expuestos con gracia y relativa sencillez.Rieron al recordar “Afternoon of a cow”, La siesta de una vaca que siempre habían encontrado irresistiblemente cómico. En él Faulkner hace de Fauxner, es el primer falso Faulkner al parodiarse atribuyendo su autoría a un supuesto “negro” –en inglés ghost writer- Ernest V. Trueblood, que vive en su casa y escribe sus relatos.
H. narra con grandes aspavientos y carcajadas, el incendio del pasto en Rowan Oaks, la búsqueda entre el humo y como acaba Mr. Faulkner en el fondo de una hondonada, medio aplastado por el pobre animal, sus mugidos lastimeros y los gritos de los demás:
“… y el Sr. Faulkner quedó debajo de la vaca. Más tarde –aquella noche, para ser exacto- recordé cómo, en el momento en que mirábamos a Oliver subir por el declive, creí recibir, como por telepatía, de la pobre criatura (una mente femenina; la única hembra entre tres hombres) no sólo su terror sino también su contenido: sabía por sagrado instinto femenino que el futuro le reservaba algo mucho peor para una hembra que el miedo a cualquier daño o sufrimiento corporal: una de esas invasiones de la intimidad femenina en la que, víctima indefensa de su cuerpo físico, ella parece verse a sí misma como blanco de algún poder maligno perpetrador de ironía y de ultraje; y que ello dará lugar a amargura por el hecho de que quienes han de presenciarlo, aunque sean caballeros, nunca podrán olvidarlo y caminarán por la tierra recordándolo durante el tiempo que dure la vida de ella; sí, será aún más amargo por el hecho de que quienes han de presenciarlo son caballeros, seres de su mismo rango. Recuérdese como la agotada y aterrorizada y pobre criatura, durante toda una tarde, había sido la angustiada y ciega víctima de una circunstancia que no alcanzaba a comprender, había sido gobernada por un elemento que instintivamente temía, y finalmente había sido arrojada violentamente al fondo de un barranco cuya cima, sin duda, creía ya no volver a ver jamás. En un tiempo los soldados me contaron (estuve destinado en Francia como miembro de la Asociación de Jóvenes Cristianos) cómo, al entrar en combate, se instalaba a menudo dentro de ellos –prematuramente, por así decir- cierto impulso o deseo cuyo cumplimiento resultaba incontestable y, claro está, irreparable. En una palabra: el señor Faulkner, situado debajo de la vaca, recibió la total descarga de la tarde de angustia y desesperación de la pobre criatura.…”
Traducción de Jesús Zulaika
9 comentarios
Vere -
Vailima -
hay que ver qué cosas tienen los adverbios de lugar... juas
Vere -
Vailima -
creo que estoy demasiado cansada...
ladydark -
Vere -
ladydark -
Bromas aparte, que bueno que escogisteis a Faulkner y que pena llegar un poco tarde, pero a cambio me explayo cumplidamente en el comentario. ¿Por qué ahora no encuentro escritores que me fascinen tanto como Faulkner? Recién terminada "El ruido y la furia" he retomado un romance maravilloso con William, hemos quedado en Absalom, ya les contaré :)
Charles de Batz -
Yo por mi parte, abro la saca y prometo poner en ella los relatos cortos de Faulkner, que no los he leído y digo yo que de esta manera poco puede comentar con fundamento aquí, sentado en el jardín, dándole al bocata de cecina de serpiente y la bota de Bourbon.
Salud
anarkasis -