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De Vere y Herri Gardens

Convergencia adaptativa

   La convergencia adaptativa es el fenómeno mediante el cual animales de muy distinto rango taxonómico, presentan estructuras análogas con el fin de responder a los mismos problemas.

   Se enseñan como ejemplos de convergencia adaptativa las alas de los murciélagos comparadas con las alas de los pájaros. O bien las aletas de los mamíferos marinos comparadas con las de los peces. Un mismo problema, una solución similar pese a ser seres completamente distintos.

   Algo parecido parece ocurrir al menos a nuestros oidos profanos cuando escuchamos estos dos videos de músicos procedentes de campos completamente distintos:

Berio "Sequenza III"

John Zorn "Litany IV for Heliogabalus" interpretada por MikePatton.

  

   Tanto Berio como Zorn, trabajan el ruido como expresión artística, buscan extraer el significado al borde mismo del caos, como dice Eco:

   Entre el ofrecimiento de una pluraridad de mundos formales y el ofrecimiento de un caos indiferenciado, desprovisto de cualquier posibilidad de placer estético, el paso es breve: sólo una dialéctica pendular puede salvar al compositor de una obra abierta.

   En palabras de Apollinaire es la lucha continua de l’ordre et de l’aventure.

   Son músicas a las que se les podría aplicar un mismo encuadre formal pero que piden del oyente una actitud absolutamente distinta: en el caso de Berio el recogimiento y la actitud cuasi religiosa de una sala de conciertos y en el de Mike Patton el griterio, el humo yla atmosfera electrizante de un concierto de rock; en grupos humanos también antagónicos.

Gladiolus illyricus (II)

Gladiolus illyricus (II)

Le glaïeul fauve, avec les cygnes au col fin,
Et ce divin laurier des âmes exilées
Vermeil comme le pur orteil du séraphin
Que rougit la pudeur des aurores foulées,

                             S. Mallarmé

 

Ma femme aux fesses de printemps
Au sexe de glaïeul.

                             A. Bretón

 

   ¿Que deducir? Invitar a los dioses arruina las relaciones con ellos, pero pone en marcha la historia. Una vida en que los dioses no son invitados no vale la pena ser vivida. Será más tranquila, pero sin historia. Y cabe pensar que esa peligrosa invitación ha sido en cada ocasión urdida por los propios dioses, que se aburren de los hombres que no tienen historia.

                     Calasso.

    Cadmo no usa la espada sino la flauta para vencer a Tifeo, lo encanta con su melodía y consigue que le haga donación de los tendones de Zeus que yace como un saco informe en el fondo de una gruta; le dice que los necesita para hacer un harpa. Mientras los olímpicos en desbandada furiosa han huido, sólo Cadmo auxilia a Zeus,luego llegará la donación de la doncella Harmonía, la fundación de Tebas y su boda. Es al final de su vida cuando se exilian a Iliria, Calasso lo relata:

   El día de sus nupcias, jóvenes y resplandecientes, Cadmo y Harmonía se habían mostrado de pie sobre un carro tirado por un león y un jabalí.-y nadie se extrañó ¿acaso Harmonía no significaba uncir lo contrario y lo salvaje? - Esta vez los dos ancianos expulsados de su casa habían subido a un carro arrastrado por dos simples bueyes y cargado de recuerdos. Cuando el carro se puso en marcha, los cuerpos de Cadmo y Harmonía se juntaron y los tebanos vieron las espaldas de los esposos anudarse en las escamas de una única serpiente, Cadmo y Harmonía se alejaban,  serpientes enlazadas por abajo,  con la cabeza erguida. Así siguen apareciendo en una piedra que señala su tumba, "a la orilla de la negra garganta  del rio de Iliria".

Gladiolus illyricus(I)

 

 

 

   Iliria es una de esas palabras que te disparan la imaginación y te llevan la fantasía hacia lugares desconocidos.

   Ha sido como un mapa en blanco que se ha ido rellenando de pinceladas de color muy lentamente. Primero fue en el lejano bachiller como adjetivo dedicado a algunas industrias o culturas:Cerámica ilírica p.e. , luego vuelve a aparecer en relación con las plantas; lo encontramos en un puñado, pero ahora recordamos Gladiolus illyricus que resulta ser una airosa invasora de los trigales de color púrpura. Es curioso como uno reconoce al clasificar lo que ha visto desde la infancia, lo singulariza. Y como ya hemos hablado en otras ocasiones, que hayan pertenecido al mundo clásico hierbas tan comunes para nosotros, siempre es una fuente de asombro.

   En este caso el nombre genérico–Gladiolus, te remite a un diminutivo de la espada romana –gladius- probablemente por la forma de sus hojas y luego sabemos que se entregaba en señal de victoria a los gladiadores; el específico illiricus, nos llenaba de extrañeza, nuestros conocimientos no llegan para saber en qué viajes se embarcó el botánico Koch para recolectar el primer espécimen.

   Lo que no sabemos intentamos rellenarlo de literatura, así leemos que Ilirio, el antecesor mítico de los ilirios, era hijo de Cadmo y de Harmonía y de ahí al libro de Roberto Calasso  Las bodas de Cadmo y Harmonía, en él se relata la historia de Cadmo, hermano de Europa, que tras su rapto por Zeus parte desde Fenicia hasta Grecia en su busca y en el camino se trae el alfabeto como regalo. Por el camino tiene tiempo de salvar al bueno de Zeus que, en el curso de una de sus correrías eróticas, había quedado a merced del gigante Tifeo….

Sólo una canción (II)

Sólo una canción (II)

   Los dejamos llorando tan a gusto. H. canturrea Winterreise, a V. le recuerda al personaje de “La montaña Mágica” Hans Castorp, que termina la novela arrastrándose por el campo de batalla mientras canta sin darse cuenta:

Sus ramas murmuraban,

Como llamándome..

   Les consuela la posibilidad de una esperanza, pero V. recuerda un tango tristísimo: “El último organito”

El último organito irá de puerta en puerta
hasta encontrar la casa de la vecina muerta,
de la vecina aquella que se cansó de amar;
y allí molerá tangos para que llore el ciego,
el ciego inconsolable del verso de Carriego,
que fuma, fuma y fuma sentado en el umbral.

 

   H. dice que las estrofas de Homero Manzi son a las de Müller como un Giacometti a un Botero y ambos ríen, pero V. le hace ver la demoledora metáfora moler tangos por la que cualquiera de los dos hubiera dado un brazo.

   Siguen hablando sobre cómo coexisten tristeza y alegría igual que los aromas de azahar y de estiércol maduro en un huerto en primavera y comentan que en el ensayo de Vargas Llosa “La orgía perpetua” sobre Madame Bovary se describen muy bien las paradójicas relaciones entre la tristeza de algunos textos y la satisfacción que nos proporcionan. Hablando de la terrible muerte por envenenamiento de la pobre Emma dice:

   "Son páginas de una asombrosa sabiduría narrativa y de una terrible crueldad que me han proporcionado simultáneamente sufrimiento y placer, que han colmado mi sensiblería y mi sadismo literarios en cien ocasiones", "Cada noche, para ayudarme, entraba al desierto castillo de la Huchette y era humillada por Rodolphe; salía al campo donde el dolor y la impotencia la acercaban un instante a la locura; se deslizaba como un duende en la farmacia de Homais, y allí, Justin, la inocencia convertida en secuaz de la muerte , la miraba tragar el arsénico en la penumbra del capharnaüm; volvía a su casa y padecía el indecible calvario: el sabor a tinta, la náusea, el frío en los pies, sus estremecimientos, los dedos incrustados en las sábanas, el sudor de su frente, el castañeteo de sus dientes, el extravío de sus ojos , los aullidos, las convulsiones, el vómito de sangre, la lengua que escupe su boca, el estertor final. Cada vez, a la tristeza y a la melancolía se mezclaba una curiosa sensación de sosiego y la consecuencia de la lacerante ceremonia eran para mí la admiración, el entusiasmo: Emma se mataba para que yo viviera.”   


Sólo una canción

  

   Hace una tarde gris y ventosa que azota sus harapos y les hace refugiarse en la covacha. V y H tiritan, se miran y la tristeza les cubre como una sombra.

No quieren dejarse llevar por el desánimo, buscan el calor y la alegría en la música, pero H comienza a cantar  y su voz quebrada entona el último lied  de “Viaje de invierno” de Schubert; las estrofas de “el organillero” se desgranan con lenta y mecánica cadencia:

 

Allí bajo la ciudad
hay un organillero,
Y con dedos rígidos
toca lo que puede.

Descalzo sobre el hielo
vaga aquí y allá,
Y su pequeño plato
siempre permanece vacío.

Nadie quiere oírle,
nadie le ve,
Y los perros gruñen
al viejo.

Y él deja que todo ocurra
como quiera,
Toca y su lira
nunca está tranquila.

Viejo extraordinario,
¿puedo ir contigo?
¿Querrás acompañar con tu
lira mis canciones?

 

   Las notas en la desesperanzada tonalidad de La menor traen a V. la evocación de un paisaje helado por el que un viajero camina con dificultad contra la ventisca y la nieve acumulada, y a un lado de la calle desierta un viejo tirita mientras gira la manivela de su desvencijado organillo, y hasta le parece escuchar la paralizada armonía de las notas del piano.

 

   Pero la canción, escenificación de la tristeza sin límites, tiene una virtud balsámica sobre su melancolía; comentan con ánimo más risueño la figura del viejo como heraldo de la muerte en su repetición sin sentido y sin esperanza, ve el viajero su otro yo, una especie de doble “doppelgänger” desolado.

 

   Se enzarzan en una animada disputa sobre si el viejo tocaba  zanfona u organillo, recuerdan que Schubert lo compuso en los últimos días de su vida, invadido por la enfermedad y H trae a cuento el poema de Angel González:

 

canción para cantar una canción

 

Esa música...

Insiste, hace daño

en el alma

 

Viene tal vez de un tiempo

remoto, de una época imposible

perdida para siempre.

Sobrepasa los límites

de la música. Tiene materia,

aroma, es como polvo de algo

indefinible, de un recuerdo

que nunca se ha vivido,

de una vaga esperanza irrealizable.

Se llama simplemente:

canción.

 

Pero no es sólo eso.

 

Es también la tristeza.




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La pasión de Juan Pablo di Pace

  

   Con la idea de hacernos más fácil el retorno al trabajo después de esta semana peculiar -ya sea penitencial o vacacional-. Hemos pensado traeros otra pasión, la de este actor argentino que trabajaba a sus 21 años en la compañía del Royal Opera House cuando le ofrecieron posar para el cartel promocional de la obra que estaban representando, "Rigoletto" de Verdi, con la particularidad de que era desnudo y reclinado sobre otra actriz en actitud vagamente parecida a una piedad con su hijo.
El cartel debió gustar porque la compañía lo mantuvo durante siete años, el problema fue y así lo reflejan distintos medios de comunicación, que el pobre actor vio con angustia, disminuir año tras año la imagen de cierta parte de la que se debía sentir orgulloso, -no conocemos la imagen original, pero sí que va de guaperas, como podréis comprobar-, en todo caso se sintió hondamente afectado tanto en lo personal como en lo profesional

   Por supuesto, ya hay demanda judicial y publicidad abundante, -es curioso que los periódicos hablan de disminución del pene, no de la imagen del mismo- pero lo que nosotros nos preguntamos si tanto sufrimiento no habrá sido una especie de impregnación u ósmosis desde Rigoletto, el desgraciado bufón hacia el actor –aunque sea figurante- y lo que le habrá hecho gritar ¡Vendetta, tremenda vendetta! o la famosa maledizione con que termina la obra.

Sé dónde vivo (más o menos)

Sé dónde vivo (más o menos)

Hoy mi compañero deja que mi voz de júbilo retenida desde el pasado domingo se eleve por encima de su moderado optimismo, pero es que yo vivo en un rancho con boina de la que se ha caído el pitorro.

Aquí dejo mi júbilo plasmado en una de las canciones que me acompañan en momentos como este, el Allelujah de Leonard Cohen en la versión que de él hizo el malogrado Jeff Buckley, mi favorita junto a la de John Cale, pero el bueno de Jeff la relacionaba con un orgasmo, y es viernes.




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La chambre claire (Bruno Dewaele)

La chambre claire (Bruno Dewaele)

Hemos estado hace unos días invitados por nuestro amigo Bruno para la inauguración de su exposición de fotografía en las cercanías de Lille. Le conocíamos desde hace unos años cuando apareció por aquí con su cámara como uno de esos viajeros románticos -"romantique granitique" en su caso- para fotografiar las ruinas de las minas de plomo andaluzas, y el sentimiento de afinidad fluyó desde el principio.
Ahora ojeamos el magnífico catálogo de la exposición, y ya que no podemos compartirlo con vosotros, contaremos algunas de las cosas en las que nos ha hecho pensar.

Para nosotros ha sido como una llave que nos ha ido abriendo puertas la fotografía en que un hombre sostiene lo que pensamos que es la foto de su madre y que ilustra la paradoja insoportable de los ojos que miran sin ver, nos trajo a la cabeza “La chambre claire” , ya sabréis que es el título del último libro de Roland Barthes, titulado en español "La cámara lúcida", lo escribió después de la muerte de su madre, es un ensayo alrededor del hallazgo una fotografía de su madre de niña en un invernadero "jardin d'hiver" de techos de cristal: "Observé la niña y reencontré por fin a la madre. La claridad de su rostro, la ingenua posición de sus manos, el sitio que había tomado dócilmente, sin mostrarse ni esconderse, y por último su expresión, que la diferenciaba como el Bien del Mal de la niña histérica, de la muñeca melindrosa que juega a papás y mamás, todo esto conformaba la imagen de la inocencia soberana (si se quiere tomar esta palabra según su etimología, que es "no sé hacer daño"), todo esto había convertido la pose fotográfica en aquella paradoja insostenible que ella había sostenido: la afirmación de una dulzura". Esta mirada de Barthes hacia lo que no puede mostrar, ese afán de testificar la arqueología de una pasión, de contar lo que no se puede decir, nos parece el hilo conductor de su exposición porque Bruno hace del paisaje minero, degradado, de una aspereza industrial y desolada su peculiar jardin d’hiver, devuelve a nuestra mirada amorosa lo que vemos desaparecer.

Esperemos que la exposición venga algún día a España y la tengamos más a nuestro alcance.

Gracias Bruno

Mrs. Miniver

Mrs. Miniver

   Se vierte mucha palabrería y mala literatura sobre el malditismo y la lucidez última de la autodestrucción, hablando de la relación que tienen algunos artistas con el alcohol u otro tipo de drogas. Existe gente para la que un escritor o un músico que ha vivido al filo de la navaja posee un aura que jamás vería en su compañero de trabajo alcohólico o en el yonqui que le pide un euro por la calle. Un artista puede crear una obra inspirado en sus infiernos particulares, pero es más frecuente que lo haga desde la lucidez.

 

   El mundo del jazz de los 40 y 50 del siglo pasado está plagado de cadáveres que desperdiciaron no solo su talento y su dinero, sino su propia vida, el mayor caudal de su inspiración, intentando encontrar en paraísos artificiales una creatividad arisca y huidiza.

 

   El gran saxo tenor Dexter Gordon es uno de los supervivientes de aquella época. Quien no sea aficionado al jazz lo conocerá por su magnífica interpretación protagonista en la película de Bertrand Tavernier “Round Midnigth”, película sobre la amistad, la genialidad y la autodestrucción y un homenaje al jazz de aquella época; no debió resultarle muy difícil el papel pues prácticamente estaba interpretando su propio pasado.

  

   Años más tarde en su álbum “The Panther” incluía un tema compuesto por él titulado Mrs. Miniver.



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La señora Miniver

 




¿Mrs. Miniver se casa con su hijo? Inaceptable, debieron decir los gerifaltes del Pentágono. Pero ocurrió a pesar de lo que dijeran políticos o militares. Nos explicaremos: Corría el año 1942, un año antes, Estados Unidos había tomado una de las decisiones más decisivas de su historia al entrar en la Segunda Guerra Mundial. Inmediatamente, se realizaron una serie de películas de propaganda bajo el control de la Office of War Information, de las que la más exitosa fue “La señora Miniver”, dirigida por William Willer y con Greer Garsons en el papel protagonista. En ella se describía una familia británica que encarnaba las virtudes que se protegían con las armas e intentaba romper los estereotipos de esnobismo y clasismo que se atribuían a la sociedad inglesa. Su impacto fue enorme y hasta Winston Churchill dijo de ella que había hecho más por la causa de los aliados que una flotilla de acorazados. Así que cuando Greer Garsons intenta contraer matrimonio con un compañero de reparto, Richard Ney, que en la ficción interpreta el papel de su hijo mayor al poco de terminar el rodaje, lo que no pasaba de ser un acto absolutamente normal, incluso banal, se convierte en un retruécano cómico de la tragedia edípica.

 


 

Bandoneón

Bandoneón

Me jode confesarlo
pero la vida es también un bandoneón
hay quien sostiene que lo toca dios
pero yo estoy seguro que es Troilo
ya que dios apenas toca el arpa
y mal

Fuere quien fuere lo cierto es
que nos estira en un solo ademán purísimo
y luego nos reduce de a poco a casi nada
y claro nos arranca confesiones
quejas que son clamores
vértebras de alegría
esperanzas que vuelven
como los hijos pródigos
y sobre todo como los estribillos

Me jode confesarlo
porque lo cierto es que hoy en día
pocos
quieren ser tango
la natural tendencia
es a ser rumba o mambo o chachachá
o merengue o bolero o tal vez casino
en último caso valsecito o milonga
pasodoble jamás
pero cuando dios o pichuco o quien sea
toma entre sus manos la vida bandoneón
y le sugiere que llore o regocije
uno siente el tremendo decoro de ser tango
y se deja cantar y ni se acuerda
que allá espera
el estuche.

                                                                       

                                                                        Mario Benedetti

 

 

 

   Dino Saluzzi es uno de esos músicos que nos van asombrando a cada nuevo trabajo que publica. En 2005 junto al percusionista noruego Jon Christensen un “Senderos” arriesgado; en 2006 une a su familia, su hermano, su hijo y su sobrino en una vuelta a sus raíces en “Juan Condori”; y en 2007 a dúo con la cellista Anja Lechner un disco de tangos de cámara en “Ojos negros”.



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L’oncle du neveu de Rameau

L’oncle du neveu de Rameau

   Jean-François Rameau frecuentaba un círculo de amistades de ningún gusto para Diderot y sus compañeros, es fácil imaginar que estos le conocieran con el para ellos despreciativo sobrenombre de “el sobrino de Rameau”. El título de la obra de Diderot no parece nada inocente, las disputas de los enciclopedistas con Jean Philippe Rameau venían ya de lejos.

 

   Cuando Rameau conoce a Rousseau este se presenta entre otras cosas como músico, esgrime una serie de teorías musicales que el orgullo de Rameau no puede admitir rebatiéndolas hasta el punto de dejar en evidencia al filósofo; poco ayuda a su relación la acusación de plagio que hace Rameau  de una obra musical presentada por Rousseau como propia. Pero la gran disputa se produce con la conocida “Querelle des Bouffons”, una disputa entre los defensores de la tragedia lírica francesa y los defensores de la ópera bufa italiana. Esta disputa en principio musical era en el fondo una disputa estética, cultural y política; la lírica francesa que representaba el absolutismo de Luis XIV enfrentada a la lírica italiana defendida por el pensamiento de las luces. Rameau es incluido desde el primer momento en el mismo saco que sus antecesores en la lírica francesa; Diderot  encarga los artículos sobre música de la Enciclopedia a Rousseau, Rameau contraataca pero el daño a la lírica francesa ya está hecho, ha quedado como algo antiguo. Todo esto llevó a un olvido del compositor y teórico francés durante el resto del siglo XVIII y la mayor parte del XIX. Sin embargo la lírica de Rameau había ido mucho más allá que la de sus predecesores y estaba más cerca de la ópera moderna, incluso más cerca de Wagner que de Gluck; sus ilustrados contemporáneos o no lo escucharon o no lo quisieron escuchar.

 

   En su última  obra estrenada en vida a sus 77 años, Les Paladins, una comedia lírica de carácter cómico de estilo renovado, Rameau parece estar diciendo a todos los que le quieren enterrar: mirad, me río de todo lo que despreciáis de mi obra, incluso me río de mí mismo, pero no os habéis enterado, lo que yo hago es música.

Sería el año siguiente, en 1761, cuando Diderot escribió “Le neveu de Rameau”.

 

   Su última obra, Les Boréades, no se pudo estrenar hasta 1982, pero hoy Rameau está considerado como el mejor compositor lírico de su época.

 

Nota musical.- No recomendamos el disco del que hemos extraído la melodía que acompaña al texto, La Grande Ecurie et la Chambre du Roy dirigida por Jean-Claude Malgoire, lo qué sí hacemos con el DVD que de la representación de Les Paladins se hizo  en Mayo del 2004 en el Theatre du Chatelet Paris; una gran interpretación musical de William Christie dirigiendo a Les Arts Florisants, con una puesta en escena moderna, utilizando medios digitales de José Montalvo y con una coreografía atrevida, en la que se mezclan bailes modernos como el breakdance, con ballet contemporaneo y bailes tribales, dirigidos por Montalvo y Dominique Hervieu.

 



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Le neveu de Rameau

   No hace muchos años un trabajador, probablemente un viejo enfermero del manicomio de Armentières, cercano a Lille, encontró hurgando entre los legajos del archivo -que se remontan a su fundación en 1615- un acta de defunción fechada en 1777 que resultó ser la de Jean-François Rameau, el célebre  Sobrino de Rameau  que Diderot utiliza como interlocutor en  su libro del mismo título. 
 

   El viejo empleado que está orgulloso de su centro de trabajo, de la vetusta maison de santé con numerosos pabellones de ladrillo, capilla neogótica, granja, talleres...piensa que añade algo de lustre a la institución cuando un erudito local le confirma la inclusión entre los alienados que allí permanecieron  y murieron a alguien que si bien no llegó a la fama por su propia obra, aunque sea de forma vicaria y sin su conocimiento, está ligado a la historia de la literatura universal. Además este empleado ha solucionado un enigma, el de la situación de Rameau en los últimos años de su vida al descubrir que estuvo internado en Bons-Fils como se llamaba la institución en el Siglo XVIII bajo la orden de una de esas terribles "lettre de cachet" prerevolucionarias.
 

   No es baladí encontrar entre tus asilados a quien se ha encargado de representar la insanía, el discurso de la sinrazón, por parte de Diderot, el director del proyecto de la Enciclopedia, el autor de La religiosa y uno de los pensadores más influyentes de su época.
 

   Sobrino de Jean-Philippe Rameau, debía ser un hombre peculiar, excentrico, brillante, con dotes sobresalientes para la música que sin embargo no le llevan a terminar practicamente ninguna obra que haya merecido ser recordada y que despues de una serie de acontecimientos terribles en su vida -la muerte de su esposa y de sus hijos- se dedica a parasitar a ricachos que aprecian su humor sarcástico y sus bufonadas.
  El libro representa un largo diálogo entre ambos


   Dice Félix de Azúa: "El encuentro es desproporcionado; de un lado está la heroicidad moral, la esperanza en un futuro mejor, la militancia política progresista, el genio literario, la sabiduría filosófica, el propio respeto, la vida como obra de arte; al otro lado está la atribulada búsqueda de una sopa por parte de un excremento público, un payaso, un piojo que vive al amparo del poderoso envilecido."

Heathcliff, it's me, your Cathy

Heathcliff, it's me, your Cathy

   En 1976 una jovencita de 17 años sale del cine de ver una de las varias adaptaciones cinematográficas de “Wuthering Heights”, se trata de la dirigida por Robert Fuese, no del clásico dirigido por William  Wyler, ni de la libre adaptación que hiciera de ella Buñuel en “Abismos de pasión”, las emociones que vive viendo esa película le llevan a la composición de una canción del mismo título; no es la primera canción que compone, por aquellos días estaba realizando una selección de entre sus más de trescientas composiciones (algunas ya grabadas), para la publicación de su primer disco en el sello EMI, quienes la había contratado con tan solo 16 años de edad.

  

   Cuando en 1978 se va a lanzar el disco titulado “The Kick Inside”, Kate Bush impone como single el tema “Wuthering Heights” en contra de la opinión de David Gilmour  (guitarrista de Pink Floyd), quien había promocionado a la cantante y había producido algún tema del disco.

  

   El tema de un lirismo interpretativo lejano de lo que en aquella época escuchábamos, alcanza  el primer puesto en las listas de éxitos de varios países europeos. A quienes éramos jóvenes en aquellos años nos es difícil olvidar la canción.

 

 



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Borrascosa avefría

 

   Por aquí se asocia el rigor del invierno, las mañanas de cristal de Enero, las nieves y las ventiscas, con la llegada de las bandas de avefrías. Las vemos en grupos en los pastizales, en las dehesas, andando o volando blandamente con su bello plumaje contrastado en blanco y tonos de un verde tornasolado y su airosa cresta. A uno le trae el recuerdo de lejanas mañanas de neblina entre los encinares, del ladrido excitado de los perros, del olor a cuero, y su grito estridente y melancólico resulta inevitable asociarlo con campos abiertos y desolados. Trae consigo algo de los páramos inhóspitos y de los brezales norteños donde vive el resto del año.

  Para nosotros, está intimamente asociada a la literatura inglesa y escocesa. Su grito lastimero se escucha en The Comedy of Errors: "Lejos del nido, grita la avefría" o corre, recien salida del huevo con restos del cascarón en la cabeza en Hamlet. Aparece en Robert Burns "The green-crested lapwing" la avefría de verde cresta, en Walter Scott, o como no, en Stevenson, pero la obra hacia la que nos arrastra irremisiblemente es Cumbres Borrascosas, la impetuosa, desatada y fieramente romántica obra de Emily Brontë:

 

   "-Ésta es de pavo -murmuró para sí misma-. y ésta de pato salvaje, ésta de paloma. Ay, han puesto plumas de paloma en mi almohada: ¡con razón no me moría!  Las tiraré al suelo cuando me acueste. Ah, y aquí hay una de grévol, y ésta...vaya,ésta la reconocería entre mil, ¡es una pluma de avefría! Lindo pájaro, volando en círculos sobre nuestras cabezas en medio del páramo. Quería volver a su nido porque se cernían las nubes y sentía como se aproximaba la lluvia. Ésta pluma la cogieron entre los brezos porque al pájaro no lo pudieron cazar: en el invierno encontramos su nido y estaba lleno de pequeños esqueletos. Heathcliff puso un trampa en él, pero los padres no se atrevieron a volver. Le hice prometer que no mataría más avefrías, y cumplió su palabra. ¡Sí! ¡Aquí hay más! ¿Mató a mis avefrías, Nelly? ¿Hay sangre en las plumas? Déjame ver." 

Hoy no miramos a EEUU

Hoy no miramos a EEUU

   Que una orquesta de jazz perdure durante 30 años es un difícil logro, si esta es europea lo es doblemente y si lo hace regalándonos el magnífico triple disco que en 2007 conmemoraba este acontecimiento, obviando lo mucho que desconocemos sobre todo lo que se edita, no podemos sino tenerlo como el mejor disco de jazz del 2007. Todo el proyecto en un sueño, y así se titula el primero de los discos de la Viena Art Orchestra, American Dreams, donde los temas se inspiran en las estrellas femeninas del cine americano, de Jean Harlowe a Bette Davis, llevándonos a los sonidos de las grandes big bands estadounidenses de la primera mitad del siglo pasado. Tanto en los títulos como en las interpretaciones encontramos la inteligencia y el humor que siempre ha caracterizado  a su fundador y director Mathias Rüegg, así encontramos títulos como “Grace Kelly (One Day My Prince Did Come)” emparentándola, claro está, con el standard dysneysiano “Some Day My Prince Will Come”, “Judy Garland (Wizards & Blizzards)”, donde escuchamos motivos de “Over the Rainbow”, o una potente y enérgica “Mae West (Bombs and Other Shells)”, así hasta trece sueños.

   El segundo de los discos, European Visionaries, está dedicado a grandes pensadores del viejo continente y en él el sonido, sin dejar de sonar a big band, derrota por caminos de la música sinfónica europea, algo muy habitual en la banda.

   En Visionaries and Dreams, el tercer disco, nos llevan al mundo surrealista de emparejar un personaje de cada disco anterior llevando esto al terreno musical, jazzístico por supuesto, encontrándonos con temas como “Rita Haywort meets Isaac Newton”, “Katharine Hepburn meets Voltaire” o “Jayne Mansfield meets Sigmund Freud” que es el tema que pondremos, simplemente por ser el último, realmente no sabríamos elegir solamente uno.

  

   Si el año pasado hablábamos del disco de Thelonius Monk Y John Coltrane grabado en el Carnegie Hall en 1957 y no publicado hasta 2005, este año pasado hemos conocido otra grabación inédita hasta ahora, el concierto del Charles Mingus Sextet con Eric Dolphy grabado en la universidad de Cornell en 1964. Si este disco no es tan importante como aquel se debe a que ya existían grabaciones de la misma formación en aquel año, pero su importancia radica en el momento de madurez en que se encontraba el grupo. La duración de los temas nos obliga a restringir nuestra elección.

  

   En cuanto al jazz español, apostamos por lo seguro; de la unión de tres grandes maestros como Javier Colina, Marc Miralta y Perico Sambeat solo puede salir algo bueno, ya nos lo demostraron en “New York  Flamenco Reunión”, y ahora solos en trío han cumplido las expectativas.

 

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El jardín abandonado

El jardín abandonado

   Las palabras de nuestro amigo Charles nos hacen hablar sobre los jardines abandonados, tan caros a nuestros modernistas, en los cuales evocaban días pasados, paraísos perdidos como fuentes, esas fuentes, también tan utilizadas, de las que manaba el agua excitadora de la memoria; Enero se nos va y ya que estamos evocando y toca música vamos a nombrar alguno de los discos del año pasado que nos han dejado huella.

  

   Alguno ya ha quedado reseñado algún viernes (Comicopera o The Scene of the crime) y del resto, en cuanto a pop, rock o folk se refiere, nos quedamos con tres;

North Star Deserter de Vic Chesnutt, posiblemente no sea ni su mejor disco, ni contenga ninguna de sus mejores canciones, pero es un disco que sigue corroborando su talento y sensibilidad para vestir sus versos con una música atemporal e inclasificable.

White Chalk en el que encontramos a una nueva PJ Harvey; las guitarras ceden el paso al piano, el rock a un pop-folk intimista.

The Shepard's Dog de Iron & Wine, porque nos sigue evocando muchas más cosas.

  

   Comentando nuestras elecciones no podemos sino evocar a Nick Drake de quien se editó un recopilatorio, Family Tree, sus tres discos.


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Cantos de inocencia

 

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Each outcry of the hunted hare

A fibre from the brain does tear

 

 

Cada grito de la liebre cazada

desgarra una fibra del cerebro

William Blake

 

 

 

En la tarde nítida, amarilla, trivialmente hermosa,
Nuestra sombra corriendo por las secas higueras.

Primero fue un revuelo de plumas,
un movimiento entre el rastrojo,
el plumaje azul tornasolado,
La herida escarlata,
Los ojos negros, brillantes,
La flecha que huye.

Luego sabes de un episodio inocente

 

 

 

Al borde del precipicio

   Nacida en norte de Londres en una familia estrechamente unida al jazz, Amy Winehouse graba en el 2003, con tan solo 20 años, “Frank”, un disco de neo-soul y temas jazzy; su voz suena en unos temas como una Billie Holliday, o una Sarah Vaughan sin pulir, en otros como Macy Gray, Lauryn Hill o  Alicia Keys, una voz que podía recordar a todas ellas pero sin dejar de tener su propio carácter. El disco es aclamado por la crítica y reconocido con varios premios. A partir de entonces la cantante comienza a ser más conocida en la prensa sensacionalista inglesa por sus inclinaciones al alcohol y otras drogas. Su casa discográfica le aconseja internarse en un centro de desintoxicación, su familia lo intenta; en su segundo disco, Back to black, vuelve su mirada hacia la década de los sesenta, soul y R&B, y en su primer tema, Rehab, deja muy clara su respuesta a ese consejo.

 

   Ese nooo, noooo, noo, hoy forma parte de las recopilaciones de éxitos que suelen salir al mercado por estas fechas; es más conocido su personaje, sus excesos, su deambular al borde del abismo, que su música.

 

   Nosotros nos quedamos con ella, esperando que pueda vislumbrar lo que se encuentra bajo sus pies, dar un paso atrás y seguir contándonos con su voz lo que está viviendo.

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Con 20 años:




Aquí
otro clip recordándonos a Lauryn Hill

FAC

FAC

V. y H. recorren ahora los pantanos salados del Croisic donde los paludiers cosechan las flores de sal, sus arenosas soledades interrumpidas sólo por el viejo pero verde y lustroso boj que crece en el peñasco. Llevan unos días vagando por allí mientras contemplan como se desarrolla el triangulo amoroso entre Calyste, el bello y enternecedor vástago de la vetusta nobleza de la bien amurallada Guerande y las dos mujeres que habitan Les Touches, su dueña, la culta e inteligente Camille Moupin (trasunto de George Sand) que había deslumbrado al joven hidalgo pueblerino, y la vacua, mundana y rubia Beatrix, de seductores rizos y lánguida mirada.

   

   V. valora en la novela sobre todo la descripción de la cerrada y austera familia Du Guenic –parientes de ese Du Glesquin tan nombrado en la historia de España.   

   H. detalla a su amigo en actitud extática el certero retrato del adusto padre del deseado jovenzuelo:

  

   “Era Monsieur du Guenic un anciano de alta talla, tieso, seco, nervioso y flaco. Surcaban su rostro ovalado miles de arruguillas que formaban franjas arqueadas por encima de sus carrillos y sus cejas y le daban a su cara un cierto parecido con esos viejos que tanto han acariciado los pinceles de Van Ostade, Rembrant…..Estaba su faz como sepultada bajo aquellos numerosos surcos originados de su vida a la intemperie y la costumbre de otear el campo bajo el sol……”   “Los firmes contornos del rostro, el diseño de la frente, la seriedad de las líneas, la rigidez de la nariz, los trazos de la osamenta, que sólo pueden alterar las heridas, anunciaban una intrepidez sin cálculo, una fe sin límites, una obediencia sin discusión, una fidelidad sin transigencia, un amor sin inconstancia. El granito bretón se hiciera hombre en él. No tenía ya dientes el barón, sus labios, rojos en otro tiempo y ahora violáceos sin más sostén ya que las duras encías…..se le sumían en la boca, dibujando, no obstante, una mueca amenazante y fiera. Su barbilla tiraba a juntarse con la nariz; pero en aquella nariz acaballada resaltaban los indicios de su energía y su resistencia bretona. ……..La cara, apagada entonces parcialmente, vivía por el brillo de dos ojos negros que fulguraban en el fondo de sus oscuras cuencas y lanzaban los postreros destellos de un alma generosa y  leal. (….) La frente llamaba la atención por los tonos dorados en las sienes, que contrastaban con el oscuro de aquella pequeña frente dura y breve, que la caída del pelo dilatar lo bastante para imprimir todavía más majestad a aquella hermosa ruina. ….mostraba como todas las caras bretonas agrupadas en torno al barón, apariencias salvajes; una calma brutal parecida a la impasibilidad de los hurones; un no sé qué de estúpido, debido quizás al reposo absoluto que sigue a las fatigas excesivas y sólo deja aparecer entonces al animal. Raro era en ella el pensamiento. Parecía representar en aquella frente un esfuerzo; tenía su asiento más en el corazón que en la cabeza e iba a parar más al hecho que a la idea. Pero examinando a aquel anciano con atención sostenida, luego adivinabais los misterios de aquella oposición al espíritu de su siglo. Tenía religiones, sentimientos innatos, por decirlo así, que le dispensaban de pensar.”

  

   H. hubiera continuado recitando con su oscuro y gutural francés, pero V. lo rescata de su libresca levitación para hacerle volver al promontorio donde se va a representar el nudo dramático de la novela. –El despechado Calyste sigue al pie de la letra la terrible divisa que luce en el escudo familiar: -FAC- (actúa) y ante las calabazas que le da la fría y superficial Beatrix, incapaz de entender la profundidad de su entrega grita:

    "-Tu no serás nunca nada de nadie, dijo Calyste empujando a la marquesa (Beatriz) con frenética violencia.    Quería escuchar su caída antes de lanzarse tras ella; pero solo oyó un rumor sordo, el estridente desgarrón de una tela y el grave ruido de un cuerpo que cae a tierra. En lugar de despeñarse, la marquesa se había dado la vuelta sobre el boj; pero habría rodado hasta el mar si no se le hubiese enganchado allí la falda en un pincho, amortiguando al desgarrarse el peso del cuerpo en el boj...   Se inclinó Calyste a impulsos de una especie de feroz curiosidad, vio la situación de Beatriz y se estremeció; parecía ella rezar, creía morir, sentía el boj a punto de ceder. Con la súbita destreza que da el amor, con la sobrenatural agilidad que la juventud encuentra ante el peligro, se dejó resbalar desde nueve pies de altura, se asió a algunas asperezas hasta el rellano del roquedo, y pudo levantar a tiempo a Beatriz cogiéndola en sus brazos, con riesgo de caer ambos al mar. Al recogerla, ella había perdido el conocimiento; pero el joven podía creerla toda suya en aquel lecho aéreo, donde habían de estar largo rato solos, y su primer sentimiento fue un sentimiento de placer." 

  

   Lo que podría haber acabado en tragedia deviene en sainete y ambos ríen al imaginar la situación, el peligro pasa y vuelve en sí en brazos de Calyste con su frialdad trocada en encendido amor, siguiendo así el desaforado y misógino ideario balzaquiano o tal vez decimonónico.