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De Vere y Herri Gardens

MINNIE THE MOOCHER

   El famoso “Minnie the Moocher” del gran Cab Calloway está plagado de referencias al mundo de la droga; no es de extrañar que fuera una de las canciones más populares en el Cotton Club de los primeros 30. Algunos la conocieron mucho más tarde por su aparición en la película de 1980 “The Blues Brothers”, otros la recordarían en “Cotton Club” de Coppola, pero fue Fleischer quien primero la incorporó a la pantalla, no sólo la melodía sino al propio Cab, inconfundible por su baile.    

 

   En “A Night at the Opera” (1935), Groucho Marx (Otis Driftwood), dice:  
   “¿Y tu le quieres pagar mil dólares por noche sólo por cantar? Bueno, puedes conseguir el disco de Minnie the Moocher por 75 cts. y por un dólar y cuarto también a Minnie.”

 

Fiestas populares

 

A punto de comenzar el verano, en nuestra bella geografia las fiestas populares, llenas de arraigadas tradiciones aparecen por doquier.

Esto es un recorte de un periódico provincial de hace unos días.

Zenobita

 

Juan Ramón pasó del cenobio a Zenobia

 

Herri me ha dejado solo esta semana, así que escribo de cualquier manera

HONEYSUCKLE

HONEYSUCKLE

   Ya acomodados en el avión H. decía de Faulkner que era un clásico. El tema siempre daba lugar a comentarios y discusiones sobre la literatura clásica, la música clásica… El avión atravesaba en esos momentos New Orleáns, cosa que aprovechó H. para llevar la conversación al jazz. –En el jazz, si un recuerdo musical llega a ser clásico por el número de interpretaciones, se convierte en un estándar- decía mientras V. acomodaba la cabeza en el respaldo, signo inequívoco de que ya había escuchado todo esto en alguna otra ocasión, -Sí, sí, el jazz siempre ha propuesto el diálogo continuo y literal con la tradición en la que se basa- dice V. con los ojos cerrados, y sigue con voz adormilada –Como en todo arte que progrese, a veces hay que matar al padre, darle viagra al abuelo y emborracharse con el hermano mayor- H. sonríe –Eso es, aunque muy a menudo algunos matan al padre y solamente se ve rojo sangre y sesos esparcidos, aquello queda en un asesinato en toda regla-. V. se despereza –Sería algo similar a lo que en pintura se hace con las reinterpretaciones de las obras maestras, y ahí sí que hay sangre- H. intuye hacia donde quiere llevar V. la conversación, huele la sangre y dice un tono más alto -Siempre me gusta escuchar a los músicos de jazz tocar standars, uno ya sabe de donde parte, conoce la melodía, el resto es lo que solamente ese músico puede aportarle; a donde te lleve es otra cosa- Con esto parece dar por concluida la conversación pues se recuesta él también y cierra los ojos.

 

   Al cabo de unos minutos V. comienza a susurrar en voz baja “Every honeybee fills with jealousy, when they see you out with me!...” . H. ríe, - Eso es, es justo el estandar de este viaje, “Honeysuckle Rose” del gran Fats Waller, su título, su influencia ragtime, incluso el año de su primera grabación coincide con el año de edición de “The Sound and the Fury”, ahora solamente falta que en vez de recitarlo lo cantes, únete al increíble número de grandes artistas que han interpretado esta melodía- La azafata tiene que ir a rogarles que por favor no hagan tanto ruido.


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THE SOUND AND THE FURY

THE SOUND AND THE FURY

   Están en el aeropuerto, con la sensación de que han estado a punto de entrar en un lugar que, por alguna oscura razón, abrocha algo en sus vidas, tiene que ver con lo que son o con lo que podrían haber sido. La nostalgia se empieza a instalar en ellos aún antes de partir.


   H. comenta  que  Faulkner  ha posibilitado  la escritura, entre tantos otros,  de Onetti, Martín-Santos, Antoñana o Benet, quizás la de muchos más y es posible que no pueda leer igual después de haberle leído.


   V. piensa en voz alta sobre qué engancha de su forma de escribir, sobre todo en  "The sound and the fury": -Si al entrar en un espacio de ficción, uno encuentra la tranquilidad y la satisfacción que da la religión y quizá el delirio, en el sentido de que uno sabe que hay un autor detrás en el que confías para que mantenga una estructura y una coherencia, que seguirá ciertas normas en cuanto a la trama, a la que dotará de un sentido, de un final coherente- todo eso se rompe en Yoknapatawpha, Faulkner parece seguir al pie de la letra el poema que encabeza la serie. Uno recuerda sus libros como recuerda su adolescencia o un sueño, a retazos muchas veces deshilvanados.-

   H. Responde que es posible: - Uno busca en la prosa de Faulkner lo mismo que en la vida.

O O O O Shakesperian Rag



 

Because women so delicate so mysterious Father said. Delicate equilibrium of periodical filth between two moons balanced. Moons he said full and yellow as harvest moons her hips thights. Outside outside of them allways but. Yellow. Feet soles with walking like. Then know that some man that all those mysterious and imperious concealed. With all that inside of shapes an outward suavity waiting for a touch to. Liquid putrefaction like drowned things floating like pale rubber flabily filled getting the odor of honeysuckle all mixed up.

 

 

 Porque las mujeres tan delicadas tan misteriosas dijo Padre. Delicado equilibrio de periódica impureza suspendido entre dos lunas. Lunas dijo llenas y amarillas como lunas de verano sus caderas sus muslos. Fuera fuera siempre de ellas pero. Amarillo. Plantas de los pies caminando como. Saber entonces que algún hombre que todos aquellos imperiosos misterios ocultos. Con todo ello en su interior conforman una suavidad externa que espera ser palpada. Líquida putrefacción de objetos ahogados que flotasen como pálido caucho a medio hinchar mezclándose con el olor de las madreselvas.

 

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 Habían estado bebiendo mint-juleps en el mugriento tugurio toda la tarde, ahora sostenían precariamente los dos últimos apoyando las sillas contra la pared que amarilleaba con los últimos rayos del sol. Las impresiones de los últimos días, las lecturas de Faulkner, las notas que habían ido tomando, la idea del Sur que escritores como Tennese Williams o tantas películas habían ido dejando, todo se mezclaba.

Cedía algo el calor, una brisa vagamente perfumada de madreselvas les recordó el Dos de Junio, que algunos han llamado el Quentin's Day por referencia al Bloomsday, el día, justo antes de morir en el que Quentin Compson hace su narración en El ruido y la Furia...."getting the odor of honeysuckle all mixed" el olor de la madreselva es para él, la noche de agosto en que Caddy perdió la virginidad, siempre el olor temido y deseado, mezclado de olor a fango y a putrefacción. Las cínicas y despreciativas ideas de su padre sobre las mujeres se mezclan con sus ideales caballerescos, su impotencia y sus deseos.

 

Faulkner mezcla la descripción impresionista del habla y las costumbres con referencias  literarias y ellos se dejan llevar por las insinuaciones...el recuerdo de unos escarceos infantiles descritos con gracía : "es como bailar sentados"  --Its like dancing sitting down did you ever dance sitting down?- terminan con lo que además, parece una referencia a La Tierra baldía de Elliot..-Oh Oh Oh Oh Yo cogía así es decir has oido lo que he dicho he dicho, oh oh oh oh- , - O O O O Shakesperian rag- que es a su vez una cita de una canción que era popular en la época....

¡Hey uncles!- La voz gutural de fuerte acento del encargado los zarandea, despiertan y la marea del rio ha humedecido la ropa y calado sus huesos... mientras  caminan hacia la ranchera bajo la redonda luna de la cosecha les parece oir a Roskus despidiéndoles.

 

SAMUEL BARBER ADAGIO

Añadimos al audio de las tres versiones que tenemos:

El Adagio para orquesta de cuerdas, para cuarteto de cuerdas y el Agnus Dei para coro mixto

 



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CUANDO NO HAY PALABRAS

¡A tu padre le vas a enseñar a hacer hijos!

¡A tu padre le vas a enseñar a hacer hijos!

   Hemos estado visitando el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (CAC) –ya podéis imaginar cual es la broma- Hay una exposición de RON MUECK que consta sobre todo de una escultura –THE GIRL- que representa una recién nacida de cinco metros de larga; además hay maquetas y un video que parece destinado sobre todo a disuadir al público a intentar imitarlo, ya que muestra el trabajoso e interminable proceso artesano hasta conseguir que esté reproducido con absoluta fidelidad cada pelo, cada grano.   

   Es muy curioso como te encuentras deseando proteger a una bebita del tamaño de una erala de ballena, perplejo ante lo desmesurado de la escala.  

   Nos recordó un fragmento de la biografía de William Blake que hiciera Chesterton en la que se refiere a Flaxman, su maestro: 

   “Como todo el mundo sabe, Flaxman, escultor y dibujante, fue fiel al más lúcido y frío clasicismo, incapaz de admitir  en un cuadro moderno una sola línea que no pudiera hallarse también en un bajorrelieve griego. Incluso rechazó el acortamiento de líneas y la perspectiva como si tuvieran, -como de hecho tienen –algo de grotesco. Y bien mirado no hay nada más ridículo que el hecho de que nuestro propio padre parezca un pigmeo a una determinada distancia. La perspectiva es en verdad el elemento que genera la comicidad de las cosas.”

    Mueck comenzó la serie de esculturas que le han llevado a la fama precisamente con una de su padre muerto, inerme y desnudo, de escala menor que la real; su vista en el video, nos recordó la sensación que se tiene  con frecuencia frente a un cadáver: que se ha reducido, que ha adoptado una esencia de muñeco.   

Dedicado a Enrique Linaza, que merecía mejor faena, pero esto es lo que hay.

BADALACOODER

Lo prometido es deuda Charles. Gracias a la inestimable ayuda del hijo y ahijado de los naúfragos jardineros podemos poner esta melodía que demuestra tu buena percepción.




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CUESTION DE LEYES

CUESTION DE LEYES

   El día había amanecido gris, como gris había sido el verano y el año entero; a través de la ventana con una luz gris del mismo color llegaba el continuo fragor de una banda de música que interpretaba Massenet, Scriabin y Berlioz, convirtiéndolos en una delgada capa de Chaikovski torturado sobre una rebanada de pan correoso, los acordes de los instrumentos estallaban y morían en el nebuloso espesor de la mañana, despeñándose luego en intensas oleadas tristes.

 

   H. empapado en sudor, como salido de la neblina de aquella luz de agosto, con la boca aún pastosa despertó a V. y le relata la terrible pesadilla que acaba de vivir. “Corría por un algodonal bajo el claro de luna huyendo de un grupo de blancas cabezas que me perseguían hambrientas de sangre y venganza; jadeando y casi ahogado, con los ojos chispeantes y el corazón desbocado, me sentía en la piel de Joe Christmas con su camisa blanca y sus piernas negras en movimiento dirigiéndose al almacén de algodón del villorrio, mientras pensaba lo que me iba a suceder. La siguiente imagen que recuerdo mientras agonizo es mi rostro levemente amoratado envuelto en un plástico transparente, ya no soy Joe Christmas, soy una joven cuya cara identifico rápidamente, Laura Palmer, el almacén de algodón se ha convertido en una serrería, el aire es más frío y la música armoniza con el nuevo paisaje donde tampoco hay palmeras salvajes.” Mientras H. volvía a tomar aire y bebía agua de la jarra que V. le había traído, éste le comentó “Vaya, todo un sueño lyncheano. Has pasado de Charles Lynch, tan frecuentemente recordado en la obra de Faulkner, a su tocayo David, de  Yoknapatawpha a Twin Peaks. Un sabio inconsciente, al menos interesante….”

 

   Continuaron hablando sobre lo que de Faulkner podía haber en la obra de David Lynch, que era mucho más de lo que en principio habían pensado; su visión del mal, de la ley, su mirada desde los diferentes personajes separados por mundos distintos, su inquietante ironía, su narrativa no lineal, esa manera de mostrar lo que no está a la vista….

 

   Acabaron escuchando una de las mejores bandas sonoras que se han creado para la televisión.



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LA VACA DE FOULKNER

LA VACA DE FOULKNER

 

 

If there be grief, then let it be but rain,

And this but silver grief for grieving's sake,

If these green woods be dreaming here to wake

Within my heart, if I should rouse again.

 

But I shall sleep, for where is any death

While in these blue hills slumbrous overhead

I'm rooted like a tree? Though I be dead,

This earth that holds me fast will find me breath.

 
-----William Faulkner

Si hay dolor, que sea sólo lluvia,
y ésta sólo dolor de plata por el dolor en sí,
si estos verdes bosques sueñan aquí para despertar
en mi corazón, si yo amaneciera otra vez.

Pero dormiré, pues ¿dónde hay muerte
mientras en estas azules y soñolientas colinas de lo alto
tenga yo como el árbol mi raíz? Aunque esté muerto,
esta tierra que se agarra a mí me encontrará el aliento.

Traducción de Javier Marías.

V. consiguió por fin apagar la radio que llevaba horas atronando caminos y espantando pájaros de los bosquetes de cedros que atravesaban y continuaron la conversación que venían volviendo obstinadamente durante el viaje.Decía H. que si, hasta ahora, habían hablado de pecios, el de Faulkner era distinto, tal vez informe y deslavazado, pero con algo que abría puertas, que posibilitaba otras lecturas.Quizá lo primero que a ambos les venía a la cabeza eran los relatos cortos, donde estaban la mayor parte de sus temas expuestos con gracia y relativa sencillez.Rieron al recordar “Afternoon of a cow”, La siesta de una vaca que siempre habían encontrado irresistiblemente cómico. En él Faulkner hace de Fauxner, es el primer falso Faulkner al parodiarse atribuyendo su autoría a un supuesto “negro” –en inglés ghost writer- Ernest V. Trueblood, que vive en su casa y escribe sus relatos.

H. narra con grandes aspavientos y carcajadas,  el incendio del pasto en Rowan Oaks, la búsqueda entre el humo y como acaba Mr. Faulkner en el fondo de una hondonada, medio aplastado por el pobre animal, sus mugidos lastimeros y los gritos de los demás:

“… y el Sr. Faulkner quedó debajo de la vaca. Más tarde –aquella noche, para ser exacto- recordé cómo, en el momento en que mirábamos a Oliver subir por el declive, creí recibir, como por telepatía, de la pobre criatura (una mente femenina; la única hembra entre tres hombres) no sólo su terror sino también su contenido: sabía por sagrado instinto femenino que el futuro le reservaba algo mucho peor para una hembra que el miedo a cualquier daño o sufrimiento corporal: una de esas invasiones de la intimidad femenina en la que, víctima indefensa de su cuerpo físico, ella parece verse a sí misma como blanco de algún poder maligno perpetrador de ironía y de ultraje; y que ello dará lugar a amargura por el hecho de que quienes han de presenciarlo, aunque sean caballeros, nunca podrán olvidarlo y caminarán por la tierra recordándolo durante el tiempo que dure la vida de ella; sí, será aún más amargo por el hecho de que quienes han de presenciarlo son caballeros, seres de su mismo rango. Recuérdese como la agotada y aterrorizada y pobre criatura, durante toda una tarde, había sido la angustiada y ciega víctima de una circunstancia que no alcanzaba a comprender, había sido gobernada por un elemento que instintivamente temía, y finalmente había sido arrojada violentamente al fondo de un barranco cuya cima, sin duda, creía ya no volver a ver jamás. En un tiempo los soldados me contaron (estuve destinado en Francia como miembro de la Asociación de Jóvenes Cristianos) cómo, al entrar en combate, se instalaba a menudo dentro de ellos –prematuramente, por así decir- cierto impulso o deseo cuyo cumplimiento resultaba incontestable y, claro está, irreparable. En una palabra: el señor Faulkner, situado debajo de la vaca, recibió la total descarga de la tarde de angustia y desesperación de la pobre criatura.…”

Traducción de Jesús Zulaika

EL LAMENTO DEL SUR

EL LAMENTO DEL SUR

   Cuando de madrugada decidieron vestirse de aquella manera les resultó divertido, ahora, perdidos como estaban y con el anochecer acechando H. recordaba a todos aquellos sujetos que veía en sus mañanas sanfermineras, de blanco impoluto, faja, pañuelo, boina roja y la bota de las tres ZZZ en bandolera,  apenas reparaba en ellos como algo entrañablemente exótico, pero no se los podía imaginar escuchando la ruidosa música de las charangas más de media hora seguida.

  

   V. balanceaba la cabeza levemente al ritmo del triángulo mientras mascullaba para sus adentros que no podría seguir bailando en la pradera o en el granero ni un minuto más a no ser que le trajeran una garrafa de buen aguardiente y unas botas nuevas con las que seguir aporreando los bajos de la ranchera, cuando vio aparecer de entre la sábana mapa una mano que se dirigía hacia el mando del dial de la radio, agradeció aquel movimiento con una mueca de cómplice aprobación.

  

   Allá estaba, la música de los doce compases, H. suspiró aliviado, indudablemente era John Lee Hooker, de haber sonado una de las escasísimas grabaciones de quien había estado pensando mientras giraba el dial habrían debido buscar otra alternativa llegado el día en que escribieran sobre Goethe. V. aparcó la ranchera a un lado del camino, -Cuando Faulkner decía que un paisaje se conquista con las suelas de los zapatos y no con los neumáticos de los automóviles no creo que se refiriera a la música cajun, las suelas ya las hemos desgastado suficientemente- dijo. Se tumbaron sobre la yerba boca arriba mientras les seguían llegando las notas del viejo blues.



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UNA HISTORIA CONTADA POR UN IDIOTA

UNA HISTORIA CONTADA POR UN IDIOTA

Life’s but a walking shadow, a poor player
That struts and frets his hour upon the stage
And then is heard no more: it is a tale
Told by an idiot, full of sound and fury,
        Signifying nothing.
 

                                         Macbeth, V, v

 

¿Qué es la vida sino una sombra, un histrión que pasa por el teatro, y a quien se olvida después, o la vana y ruidosa fábula de un necio?   

                                                                                  Menéndez Pelayo

  

   ¿Que aparece saliendo de una enorme nube de polvo? Es una destartalada y ruidosa ranchera Chevrolet la que avanza a trompicones y petardazos por la carretera del Condado de Lafayette en Mississippi bordeada de fértiles campos de tierra negra cultivada de algodón. Dentro se distinguen a través de los cristales, sucios de insectos y barro, dos personajes barbudos ataviados a lo que ellos han considerado el más puro estilo cajun -camisas de cuadros, pantalones vaqueros con tirantes, sombreros de paja- dos personajes de barbas entrecanas que discuten con energía, aspavientos y abundante movimiento de manos. Son ellos, nuestros viejos conocidos H. y V. que ya ven imposible, después de equivocarse mil veces preguntando en su mejor inglés, llegar a Rowan Oak, la casa que Faulkner habitó y que ahora es un museo. V. agarra el volante con crispada tensión y H. casi desaparece detrás de una montaña de mapas y guías, por fin encuentran una indicación casi escondida  cuando ya pensaban volver a preguntar en la ciudad. Se relajan y, mientras recorren el estrecho sendero, continúan hablando del tema que traían entre manos.

  

   En la librería del pueblo (Oxford, Miss), se habían enterado de que, igual que los concursos de  imitadores de Elvis, hay también concursos de falsos Faulkner con premios remunerados a relatos escritos según el estilo del escritor, se llama el "Faulkner Write-Alike Contest", y cuya colección de ganadores constituye el "The best of bad Faulkner" -el mejor de los malos Faulkner-.

  

   Pensaban que es algo parecido a las anotaciones que de vez en cuando publican, hacer pastiches a partir de textos dejándose llevar por el estilo de cada autor y que es algo parecido a lo que se hace de forma natural en pintura, copiar como una forma de hacerse con la técnica. Cuentan que Proust era especialmente hábil haciendo imitaciones indistinguibles y, probablemente esa capacidad -algo así como un buen oído literario- sea importante para crear el propio.

LOS PACHUCOS DE POOR MAN’S SHANGRI-LA

LOS PACHUCOS DE POOR MAN’S SHANGRI-LA

   Está viendo en la televisión las noticias sobre la campaña electoral, hablan de la corrupción urbanística  en el momento que su hijo le interrumpe pidiendo opinión sobre cosas nuevas que pueda meter en su iPod; ya le iba a recomendar “My name is Buddy” cuando una asociación inconsciente trae a su mente un esqueleto conduciendo un bulldozer que va aplastando pequeñas casas, es la portada de “Chávez ravine”, el anterior trabajo de Ry Cooder, un trabajo conceptual sobre el desahucio de Chávez Ravine en el año 1950, un barrio de Los Angeles habitado en su inmensa mayoría por emigrantes mejicanos, barrio que el propio Cooder recuerda como el Shangai-La de los pobres, un pueblo con su cultura, autosuficiente, dentro de la ciudad; Sus habitantes se sublevaron ante las miserias de subvenciones que les otorgaban, muchos de ellos se resistieron a su desalojo y fueron declarados “ilegales”; su lucha sería en vano pues eran grandes los intereses económicos que movían aquello. Allí se construyó una catedral  de una de las mayores religiones de aquel país, el béisbol.

 

   Cooder, rescata de su memoria el atentado; escuchamos música de la época hecha desde ahora por músicos en su mayor parte chicanos; ritmos afrocubanos, corridos, latin swing, boggie pachuco, folclore costarricense, piezas atmosféricas cambiantes que nos hablan de la vida del barrio, del antes, de la lucha y del después.

 

   De pronto se siente como uno de esos políticos que están frente a él en el televisor; ¿Realmente le importa todo esto a su hijo?, pero el chaval ya le está preguntando por los pachuchos y su mente comienza a buscar las palabras; -Sobre ellos hablaremos otro día- le contesta.




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CAPRIMULGIFORMES

CAPRIMULGIFORMES

Esta tarde, me ha anochecido mientras segaba un carrillo de hierba para las bestias, empezaban a salir las estrellas y negreaba la sombra de los pinos. Muy cerca se escuchó la voz monótona de un chotacabras - es como un chasquido repetido a un ritmo más o menos rápido-. Así que llamé a los perros en cuanto terminé y salí a dar un paseo con la idea de oír los ruidos de la noche que, aparte de las aspas de la depuradora de aguas residuales de la urbanización de los vecinos y de los ladridos de los perros eran: un autillo -una única nota aguda repetida, los grillos, los sapos que aprovechan los charcos de los últimos chaparrones, alguna nota de ruiseñor y los chotacabras a lo lejos.

Mientras paseaba, recordaba que mis hijas en una ocasión se habían alarmado con el canto de los chotacabras - a veces es agudo y otras resuena como golpes sobre madera- en el silencio del campo, lo confundieron con gritos de personas, tal vez un ritual satánico. Quizás en su Provicence natal pudo tener Lovecraft siendo niño una experiencia semejante con los chotacabras americanos y estuviera en el origen de relatos como El horror de Dunwich.

En todo caso quien los ha sorprendido posados en un camino con sus ojos enormes o ha visto su vuelo de apariencia errática como mariposas nocturnas quebrado por ocasionales batidas de alas, no los podrá olvidar.

LA NIÑA Y LA CABRA

LA NIÑA Y LA CABRA

No recuerdo cuando dejaron de venir, hasta que aquello ocurrió no faltaron ningún año; los miraba desde el mirador de mi infancia, la niña que tocaba el tambor, el hombre la trompeta, y la cabra haciendo todos los años los mismos malabarismos. Mi madre me decía que venían de muy lejos, y debía ser cierto pues la música que tocaban no se parecía en nada a la que yo escuchaba a los Echevarria, que así se apellidaban todos los gitanos de mi pueblo, pero yo, en mi desconfianza seguía pensando que eran gitanos que no tocaban la guitarra, pues la cabra había de obedecer a instrumentos más chillones. Desde entonces cada vez que asocio las palabras gitano y cabra con la música vienen a mi mente aquellos sones saltarines y embriagadores.

Más adelante descubrí la música gitana de los Balcanes, la Fanfare Ciocarlia, la Boban Markovic Orkestar, a Maleshevski Melos, la No Smoking Orkestar y muchos más. Muchos de los temas que tocan estos grupos podrían venir a continuación, pero estamos en una época en la que los Echevarría tocan con los Markovic; vuelvo a juntarlos en mi mente y doy con ZARAGRAF, un grupo en el que podemos escuchar música balcánica, flamenco, rock…, Una sorpresa cuando los escuché por primera vez y un placer a cada escucha.

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CHOTACABRAS

CHOTACABRAS



 

Sylvia Plath - Goatsucker

 

 Old goatherds swear how all night long they hear
The warning whirr and burring of the bird
Who wakes with darkness and till dawn works hard
Vampiring dry of milk each great goat udder.
Moon full, moon dark, the chary dairy farmer
Dreams that his fattest cattle dwindle, fevered
By claw-cuts of the Goatsucker, alias Devil-bird,
Its eye, flashlit, a chip of ruby fire.

So fables say the Goatsucker moves, masked from men's sight
In an ebony air, on wings of witch cloth,
Well-named, ill-famed a knavish fly-by-night,
Yet it never milked any goat, nor dealt cow death
And shadows only--cave-mouth bristle beset--
Cockchafers and the wan, green luna moth.


   Los viejos pastores juran que todas las noches oyen el peligroso zumbido del aleteo de los pájaros que despiertan con la oscuridad y hasta el amanecer trabajan duro vampirizando la leche de cada gran ubre de cabra.
  

   Luna llena, luna oscura, los recelosos granjeros sueñan que su ganado más lustroso, enfebrecido por las garras de los chotacabras, llamados pájaros del diablo, su ojo, un relámpago, una viruta de fuego de rubí.
  

   Aunque la fábulas dicen que los chotacabras se mueven, ocultos a la mirada de los hombres en el aire de ébano sobre alas de ropa de bruja, bien nombrado, mal afamado como ladrón volador nocturno, aunque nunca ordeñó una cabra, nada tuvo que ver con la muerte de las vacas y sombras sólo -boca cavernosa rodeada de cerdas- - abejorros y la pálida, verde polilla luna.

   La traducción es nuestra ¿se nota?

   Ayer al aterdecer se escuchó el primer croar de los chotacabras este año.

MAL COMIENZO

MAL COMIENZO

Cuando comenté a donde iba ya me advirtieron que las posibilidades que tenía de llegar eran mínimas. –Están escribiendo sobre “Si una noche de invierno un viajero”- me dijeron. Bien, eso voy a hacer yo, viajar, les decía yo ansioso de que se me escuchase. Dieron media vuelta despectivamente, pensé entonces que envidiaban mi fortuna.

  

   ¡Dios! Tenían razón, según mis cálculos ya debería haber llegado. Algo ha debido ocurrir sin yo darme cuenta, llevo una semana encerrado en esta oscuridad; quiero gritar pero no puedo, me falta el aire. Ahora todos deberían estar escuchándome; estaría alegrando la mañana de alguien en su trabajo, relajando una cabeza llena de números que llega a su casa esperando un largo puente, o simplemente llenando un vacío mientras se lee esto que escribo. Porque no soy ninguna invención, como quisieron hacerme creer algunos. No podrán escucharme, pero les juro que existo.

(Y III) LA PUDICIZIA VELATA

 

corradini: la pudicizia


 


   Quizá el mejor momento de un viaje es su preparación. El ideal es hacerte con el bagaje del sitio donde vas porque la única razón de un viaje es vivir una vida distinta a la que te esperaba en tu residencia, y poder ser alguien distinto es como vivir otra vida. Ya sabes que las más de las veces te vas a dejar llevar por la rutina, vas a frecuentar la misma gente y pensar las mismas banalidades que de costumbre, pero al menos, va a ser una rutina distinta, en tu ilusión, algo parecida a la de un napolitano. Aunque Nápoles "la única ciudad oriental que no tiene barrio europeo" está llena de obras de arte -empezando por la Dánae de Tiziano- es sobre todo la ciudad del barroco y me interesaba sobre todo el delirio tardobarroco de la pietatella, la capilla funeraria que mandó construir el sorprendente Raimondo de' Sangro, Príncipe de Sansevero. En ella habitan una serie de esculturas de contenido simbólico como Il Disinganno, La Sinceritá, La Liberalitá y La Pudicizia velata, ésta última monumento funerario en memoria de su madre, Cecilia Gaetani dell' Aquila d'Aragona, muerta con veintisiete años, que se representa en el desnudo esplendor de la edad, cubierta por un tenue velo figurando el pudor que la protege y que tiene sus pies la frase del cristo resucitado: "noli me tangere".

   En todo eso pensaba cuando recogía las maletas y hacía el último trayecto en taxi, en las cosas que no había podido hacer: la imposibilidad de abandonar el papel de Lector que Calvino me asignara, la imposibilidad de ver tantas cosas bellas. La neblina invernal que me había acompañado todo el viaje, rasgada apenas por fulgurantes imágenes del Vesubio nevado, empezaba a fundirse con el velo del olvido.